LA INMIGRACIÓN, ASUNTO DE ESTADO

Los movimientos migratorios a través del extenso continente africano hasta las puertas de Europa no son intermitentes, forman parte ya del paisaje cotidiano de aquellos países a través de los que se dibujan las diferentes rutas por las que transitan personas que se ven obligadas a decir adiós a su propia casa e iniciar una huida hacia lo desconocido. Es el drama más doloroso al que se enfrentan cada segundo millones de personas en la frontera estadounidense, en las aguas del Mediterráneo, en el océano Atlántico, en las rutas a través de las que navegan embarcaciones rudimentarias desde el sudeste asiático hasta las costas de Australia, frente a verjas en nuestra frontera e, incluso, aquellos jóvenes de los países del Sur de Europa, muchos de ellos españoles, que buscan refugio laboral en naciones con más perspectivas de futuro.

 

EL GIRO DEL GOBIERNO

Después de más de dos años de soledad buscada, de no querer escuchar a los otros y gestionar el país con el único apoyo de los suyos, el Gobierno del Partido Popular ha entendido que su aislamiento parlamentario era insostenible. En un giro que casi todos demandábamos, pero que el presidente Mariano Rajoy se resistía a dar, el PP optó en el debate sobre el estado de la nación celebrado esta semana por abandonar su incomunicación y abrir el diálogo con el resto de los partidos en el debate de las resoluciones que todos presentamos con el propósito de corregir las políticas desacertadas del Ejecutivo y plantear alternativas.

 

LA HORA DE OFRECER RESPUESTAS

“No hay que ser pesimista ni tener esperanza”. Esta afirmación de Leonard Cohen define la percepción generalizada que existe entre aquellos que saben –cada vez despierta menos interés- que la próxima semana se celebrará en el Congreso un nuevo Debate sobre el estado de la Nación. Una cita a la que acude el presidente del Gobierno del Estado, Mariano Rajoy, tras atravesar el ecuador de la legislatura, y en la que tendrá que justificar sus políticas, sus promesas incumplidas y las acciones que llevará a cabo a partir de ahora.

 

UNA INSENSATEZ MÁS DE WERT

Las dos reglas que sirven de guía al ministro de Educación para diseñar sus políticas han quedado en evidencia en infinitas ocasiones: su sectarismo en la reforma educativa y los constantes ajustes presupuestarios sin comunicación previa y sin una explicación que nos permita conocer con datos en la mano el motivo de cada recorte. La suma de sus desafortunadas decisiones y las imposiciones a la comunidad educativa han provocado el progresivo naufragio de José Ignacio Wert.

 

EL VIENTO QUE DEJAMOS IR

Corremos el riesgo de acostumbrarnos a convivir con el constante goteo de decisiones políticas del Gobierno del Estado que sepultan de una manera despiadada aquellos derechos que nos ayudan a afrontar aquellas dificultades que entrañan la insularidad y la lejanía. Decisiones que dinamitan pilares que tanto nos ha costado edificar para que nuestras empresas sean competitivas pese a los sobrecostes que conlleva producir por cuestiones logísticas. Las últimas víctimas de la suma de insensateces impuestas por el cada vez más alejado Gobierno de Madrid son las empresas vinculadas al sector de las energías renovables.

 

EL ESFUERZO COLECTIVO

Cuando se mira en una sola dirección en la búsqueda de respuestas, corremos el riesgo de que nuestra miopía nos impida ver en toda su amplitud el escenario en el que se desarrolla la crisis. Exigimos (nos exigen) a los políticos que apliquemos recetas que nos permitan salir cuanto antes de este interminable calvario. Sin embargo, existen otros actores, los agentes económicos, cuya implicación en el esfuerzo colectivo es insuficiente.

 

EL MISMO PARTIDO, LA MISMA LLUVIA

El mismo partido que, durante más de dos años, ha dado su incondicional apoyo al Gobierno del Estado para que incremente la presión fiscal, recorte derechos sociales y laborales, merme las partidas para la financiación de la Sanidad o la Educación y permita que los bancos mantengan cerrado el grifo del crédito, ha decidido “renovar su compromiso con la sociedad española” con la celebración de una convención que, al parecer, supondrá un antes y un después en la línea de imposiciones e incumplimiento de promesas del Ejecutivo que preside Mariano Rajoy.

 

TIEMPO PARA REFLEXIONAR

10,6 millones de turistas visitaron Canarias en 2013, un 4,9% más que hace solo un año, gracias al crecimiento del consumo interno en los países que más visitantes aportan a las Islas y al mantenimiento de la situación de inestabilidad en el Norte de África, especialmente en Egipto. El tirón del sector turístico permitió que en Canarias se creasen 22.000 puestos de trabajo y las Islas liderasen en España la bajada del paro en el último trimestre, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).

Sin embargo, estas cifras esconden una realidad muy diferente y alejada del triunfalismo que exhiben sin pudor quienes se aferran a cualquier dato positivo para justificar sus reformas sin desmenuzar los datos que se ocultan tras los titulares. 300.000 jóvenes se han marchado, aumentan los hogares con todos sus miembros en paro, más de un millón de licenciados se encuentran inscritos en las oficinas de empleo y el número de trabajadores inactivos que declara no buscar empleo supera la barrera del medio millón. Estos son sólo algunos de los datos que reflejan las estadísticas de un país en el que obtener un puesto de trabajo ya no es suficiente para dejar de ser pobre.

 

TRES ISLAS, UNA SOLA VOZ

Que tres islas se queden sin conexión marítima con el puerto de Cádiz es un asunto lo suficientemente grave como para que el Ministerio de Fomento siga mirando hacia otro lado mientras se multiplican las voces que exigen que se paralice el concurso que podría poner fin a las escalas en los puertos de Arrecife, Puerto del Rosario y Santa Cruz de La Palma.

 

EL SENTIDO DE UN ENCUENTRO ESPERADO

El debate es inevitable y las discrepancias forman parte del guión previsible de la política de nuestro país, pero el futuro de Canarias no es una cuestión insustancial, es un asunto de Estado que debe quedar al margen de las disputas partidistas. Y la reunión entre ambos presidentes, más allá de las interpretaciones de unos y otros, es un paso al frente en la buena dirección.