El miércoles 25 de mayo, José Luis Perestelo subió por última vez a la tribuna de  oradores del Congreso de los Diputados. Para él tuvo que ser tanto o más emocionante que la primera vez que lo hizo, tres años antes.

Entonces, el 29 de abril de 2008, debutó reclamando la firma del convenio de infraestructuras hidráulicas para superar la escasez de agua en las Islas. Ahora, en el momento de la despedida, ponía el remate final al asunto en el que se empleó más a fondo, que conoce muy bien porque lo ha asimilado desde que nació: el cultivo del plátano. La defensa de un sector que va más allá de dar empleo directo a 12.000 personas e indirecto al doble porque significa también, como no se ha cansado de explicar en Madrid, paisaje y cultura, una forma de ser.

José Luis llevó al Congreso y al Ministerio, de forma machacona, como debe ser cuando uno sabe de la importancia de lo que se trae entre manos, los problemas del plátano canario, la situación de pérdida de renta en la que se encuentran los productores tras la bajada de aranceles en la UE para los productos sudamericanos y la disminución de los precios.

Tras varias iniciativas y preguntas en el Pleno, incluso al presidente del Gobierno, tuvo la satisfacción de despedirse ese 25 de mayo como diputado arrancándole al ministro José Blanco el compromiso del Gobierno de que los plataneros cobrarán la subvención al transporte desde enero.

Ahora, José Luis ha regresado al lugar donde prefiere estar todos los días, La Palma y el resto de las Islas, con la tranquilidad de haber cumplido con la tarea que le encomendó el partido y la sociedad canaria, y para asumir nuevos objetivos. Vuelve con más experiencia y más conocimientos.

Los diputados y senadores de Coalición Canaria nos hemos distinguido siempre, durante las casi dos décadas que llevamos representando a las Islas en las Cortes, por ser los que más iniciativas defendemos e intervenciones realizamos entre los parlamentarios canarios.

José Luis no ha sido una excepción. Los archivos del Congreso, la página web de la Cámara atestiguan el trabajo, intenso y con resultados, que ha realizado en sus tres años de diputado.

Él hizo un gran trabajo en las comisiones en las que fue portavoz: Mixta para la Unión Europea, Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Industria y Turismo. Logró la aprobación de iniciativas tan dispares como la compensación al transporte de mercancías, ayudas a empresas de inserción, subvenciones a las asociaciones que trabajan las razas autóctonas, creación del Instituto Vulcanológico o mejora de la conectividad aérea.

También fue el que se ocupó directamente de los problemas de nuestros emigrantes en Venezuela, logrando el apoyo de la cámara para la creación de dos nuevos consulados, o presionando al Gobierno para que se interesara por la falta de garantías físicas y jurídicas de nuestros compatriotas en Venezuela.

Uno de los momentos que recordará con mayor cariño se produjo el 15 de diciembre de 2010, cuando dedicó desde la tribuna a Victoriano Ríos la aprobación, por fin, tras tantos años de lucha en el Congreso y el Senado, de la Ley de Aguas.

José Luis dijo en ese momento memorable: “Esta Ley que presentó CC viene a zanjar una reivindicación histórica de los canarios: que política y jurídicamente se plasme esa unidad de Canarias a través del reconocimiento de nuestras aguas como parte del territorio”.

Ahora, paradójicamente, o quizá con un significado que el tiempo desvelará, le sustituye ocupando su escaño un hijo de Victoriano, Fernando Ríos. Lo que sí demuestra el cambio es el excepcional banquillo que tiene Coalición Canaria.

José Luis, finalmente, no sólo ha dejado la estela de su trabajo. Perestelo, a secas, como era conocido por muchos, también dejó en Madrid amigos y muchos parlamentarios de todos los partidos que le reconocieron su trabajo y su buen carácter. Porque José Luis Perestelo, además de excelente político, es  buena persona y buen compañero.

 

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