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Los ciudadanos tienen la percepción de que vivimos en un invierno que nunca acaba. Aquella Europa que supuso una bocanada de aire fresco para nuestra democracia y contribuyó a impulsar un progreso sin precedentes en nuestra economía  se ha diluido en apenas un suspiro por el brusco giro impuesto por la troika europea para afrontar la crisis económica con dos recetas inaceptables: el “austericidio” y la inyección de sumas millonarias al sistema bancario.

La indignación ciudadana ha ido avanzando a medida que se han ido concretando las políticas de ajuste presupuestario que –inevitablemente- han debilitado los servicios públicos, han provocado una caída generalizada de la tasa del empleo y han dilapidado el presente y el futuro de toda una generación. Pese a este escenario tan dramático, no podemos olvidar que, como miembros de la Unión Europea, hemos sido testigos de muchas conquistas que hoy corren el riesgo de desmoronarse. Conquistas que, aunque hoy nos parezcan tan lejanas, debemos rescatar para que la UE vuelva a ser una tierra de oportunidades para todos.

Con esta perspectiva, nos encaminamos hacia un nuevo proceso electoral en el que Coalición Canaria, tras la designación de sus candidatos, con el herreño Javier Morales como máximo referente, se perfila, una vez más, como la única fuerza política que se presenta a esta importante cita con un programa propio para las Islas. Un programa que estamos redactando conjuntamente con los ciudadanos, que pueden realizar sus aportaciones hasta la conclusión de las elecciones, y con el que pretendemos configurar un proyecto político que incluya las claves que nos ayuden a construir un futuro para todos en el seno de la UE.

Existen muchos retos comunes que compartimos con el resto de los ciudadanos europeos, pero existen otros desafíos que van a requerir un compromiso real por parte de las autoridades comunitarias para que se haga realidad el sueño al que tantas veces hemos aspirado. Un sueño que consiste en que Canarias sea un espacio estratégico para el comercio con otros continentes, la cooperación al desarrollo, el diálogo entre culturas, un modelo para la producción de energías limpias, la cohesión social o el fortalecimiento de la investigación en áreas florecientes como la astrofísica.

Aquel sueño que muchos idearon, como Adán Martín, debe pasar de ser un simple proyecto a un hecho tangible que facilite nuestro tránsito hacia una economía más sólida y diversificada y nos permita, a su vez, ser una fortaleza para el resto de nuestros socios comunitarios. Un tránsito que nos ayudará a redibujar un sistema económico que no sea dependiente de un monocultivo y abrir el abanico a un sinfín de oportunidades a partir lo que, hasta hoy, ha constituido nuestra principal debilidad: la insularidad y la lejanía.

En las elecciones que se celebrarán el próximo día 25 de mayo no solo elegiremos  a los eurodiputados que nos representarán en el corazón de Europa en los próximos cinco años sino que, además, designaremos a quienes posteriormente tendrán en su mano la capacidad de decidir quién será el próximo presidente o presidenta de la Comisión Europea. Se trata de un proceso –hasta ahora inédito- en el que los nacionalistas canarios queremos estar presentes de manera directa a través de una voz independiente que se erija en portavoz de un territorio cuyo futuro no puede volver a quedar en manos de eurodiputados pertenecientes a fuerzas políticas en las que nuestro territorio no ocupa ni una sola línea en sus programas electorales.

Afrontamos este nuevo episodio electoral con la ilusión de que, tras el 25 de mayo, vuelva a aflorar la Europa de la solidaridad y el progreso, y que asistamos a la defunción de la Europa de los sacrificios y de las políticas urgentes e insensatas. Lo hacemos con la esperanza de que, tras este invierno que parece no tener fin,  renazca  la  apuesta por un modelo social más equilibrado, el desarrollo sostenible, la búsqueda de soluciones para las nuevas generaciones y, en definitiva, el resurgimiento de los valores europeos. Unos valores que, frente al centralismo que auspicia el partido que gobierna en España, encarnan también la Europa de los pueblos, el respeto a la diversidad y la aplicación de políticas diferentes en territorios que son distintos. Ese es, al menos, nuestro objetivo.

 

 

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