Un simple vistazo a los presupuestos que ha elaborado el Gobierno del Estado para 2014 es más que suficiente para comprobar que no existe ni un solo proyecto que invite al optimismo. Al contrario. Es más de lo mismo. Contienen un nuevo tijeretazo en las inversiones públicas, carece de incentivos y certifica la defunción de muchos de los derechos que Canarias ha logrado sumar en las dos últimas décadas. Tras la tradicional presentación de los presupuestos en el Congreso, esta semana ha comenzado el desfile de altos cargos del Gobierno para explicar el contenido de las cuentas de sus departamentos. Y el primero en hacerlo fue el secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, sobre quien recae la gestión de parte de los principales pilares de nuestra economía.

Rafael Catalá dijo, ante la extrañeza de todos los diputados que estábamos presentes en su comparecencia, que “el principal agente dinamizador de las cuentas para 2014 es el presupuesto de Fomento” y yo le respondí que “Dios nos coja confesados si son estos presupuestos los que van a dinamizar la economía”. Ni lo harán en la Península, ni mucho menos en Canarias.

Los aeropuertos canarios han perdido más de tres millones de plazas aéreas en los últimos cinco años. Una sangría que -ojalá me equivoque- va a mantener su tendencia si no existe un giro en la política del Gobierno como, por ejemplo, la aplicación de una política basada en más incentivos para los operadores turísticos y las aerolíneas.

Fomento va a mantener la misma senda de recortes en otros proyectos que son vitales para Canarias como el convenio de carreteras. Madrid solo aportará 54 millones de euros en 2014. Una cifra muy inferior los 225 millones que nos correspondían y que vuelve a disparar las dudas sobre la continuidad de los proyectos que se encuentran en marcha. Canarias ha perdido 462 millones para carreteras entre 2012 y 2014 y ello ha provocado el cierre de empresas y la pérdida de miles de empleos. Y todo apunta a que la situación solo empeorará, especialmente tras el reconocimiento de Fomento de que no puede asumir el convenio.

Curiosamente, el recorte del 76% en Canarias para carreteras contrasta con el incremento en Baleares, que contará en 2014 con una partida de 90 millones de euros superior a la consignada este año. Lejos queda aquella estampa en la que Ana Pastor y José Manuel Soria rivalizaban en la inauguración de la obra Puerto Rico-Mogán, para ver quién ponía más empeño en comprometerse con la carretera de La Aldea. Casi nada ha avanzado desde entonces. Tampoco mejora Fomento su compromiso con las empresas canarias exportadoras. Los 19 millones de euros consignados apenas sirven para cubrir el 26% del coste del transporte de mercancías y, por tanto, se sitúa muy lejos del compromiso, autorizado por la Unión Europea, para bonificar el 70% y permitir su competitividad en el territorio continental en igualdad de condiciones. Las consecuencias serán muy graves en un mercado cada vez más inaccesible.

Nos preocupa también el futuro del concurso de obligación de servicio público que garantiza la conexión marítima de Canarias con Cádiz. Quedó desierto el pasado mes de julio ya que la reducción del presupuesto en un millón de euros ahuyentó a las navieras. Sin embargo, en las cuentas de 2014 se vuelve a introducir una partida insuficiente y quedan en el aire las conexiones con las islas de Lanzarote, Fuerteventura y La Palma.

En 2014 seguiremos yendo a los aeropuertos y a las terminales portuarias con el certificado de residencia en la boca. Una humillación que el Gobierno se empeña en mantener, incumpliendo los compromisos para la implantación definitiva del sistema telemático. Dijo Catalá -se nota que él no lo usa- que la aplicación SARA (sistema de acreditación de residencia automatizado) está operativa en la totalidad de los aeropuertos para todas las compañías, excepto para Air Berlín y Ryanair. Desconoce que aerolíneas como Iberia lo siguen solicitando.

Otro asunto en el que el Gobierno nos sigue dando la espalda es la quinta libertad del aire, un instrumento por el que una aerolínea extranjera puede recoger y dejar pasajeros y carga haciendo escala en un tercer país. Pues bien, tanto José Manuel Soria como Ana Pastor han anunciado que viajarán a distintos países a la caza de compañías aéreas asiáticas y de Oriente Medio para que usen la “quinta libertad” en la T4 de Barajas. Y queda en papel mojado el compromiso de Rajoy con Canarias en su discurso de investidura, pese a que las Islas han ejercido siempre como escala natural en los trayectos entre Asia y América Latina. En materia de vivienda, el secretario de Estado se comprometió conmigo a mantener vigente en 2014 el convenio de reposición de Las Chumberas, pero sorprende que, por primera vez, el Gobierno no haya desglosado las partidas por comunidades ni haya precisado en qué proyectos pretende invertir los pocos recursos que ha incluido para el próximo año.

La próxima semana serán mis compañeros Narvay Quintero, en el Senado, y Pedro Quevedo, en el Congreso, quienes pregunten sobre la suspensión del Plan Integral de Empleo en Canarias. Mucho me temo que poco o nada se aportará sobre una decisión inoportuna y desacertada de un Gobierno cada vez menos comprometido con la comunidad autónoma más castigada por la crisis.

 

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