A medida que avanza la crisis, existen menos esperanzas para quienes representan el presente y el futuro de nuestra sociedad. Los recortes en políticas activas de empleo, el aumento de las tasas universitarias, la caída de la partida para I+D+i o la aumento de la ratio de alumnos por aula son sólo algunas de las medidas que cercenan el futuro de los jóvenes de nuestro país.

Tener que aceptar los sacrificios que nos exigen desde Bruselas y amputar las cuentas públicas nos retrotraen a épocas pretéritas en asuntos que son claves para nuestro Estado de Bienestar.

Esta política basada en el principio de austeridad que abandera la canciller alemana Angela Merkel pone en jaque nuestro presente pero, sobre todo, mengua la confianza de toda una generación, a la que se castiga con un futuro incierto y a la que, en muchos casos, se obliga a emigrar.

Mejor capacitados que nunca, sus expectativas chocan con la caída del mercado laboral y las políticas que rifan su futuro.

Ello me ha llevado a presentar en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley en la que propongo al Gobierno del Estado que elabore durante 2012 un plan integral que contribuya a la creación de empleo juvenil.

Una iniciativa en la que se plasman los criterios de una resolución  aprobada el pasado día 24 de mayo en el Parlamento Europeo en la que se exige a los países miembros que presenten cuanto antes un plan de inversión que impulse el crecimiento incluyente, sostenible y generador de empleo para los jóvenes.

El acuerdo adoptado por la Eurocámara reclama a los países que impulsen medidas rápidas y concretas, a fin de velar por que los jóvenes ocupen un puesto de trabajo o de educación, formación o reorientación profesional digno a los cuatro meses de concluir sus estudios.

Unas medidas que en nuestro caso no admiten demora. Las cifras se han elevado hasta límites insostenibles. Frente al 50% de paro juvenil que existe en España y Canarias, nos encontramos al otro lado a países como Alemania o Austria donde el desempleo entre los jóvenes de 19 a 24 años supera levemente el 8 por ciento.

Uno de los motivos de los altos niveles de paro juvenil es la falta de nuevos empleos. Y de ahí que la UE haya exigido a España un plan propio para incentivar y favorecer la creación de puestos de trabajo entre los jóvenes. Un plan cuyos objetivos y resultados tendrá que presentar a finales de 2012.

La resolución del Parlamento en la que se apoya la iniciativa denuncia que los jóvenes sufren discriminación laboral en lo que se refiere a su acceso al mercado de trabajo y a su permanencia en él a consecuencia de su precaria situación y de los contratos temporales.

La discriminación de las jóvenes madres, la mejora de la formación y la solidaridad de aquellos países con las tasas más bajas de desempleo son otros aspectos que se incluyen en esta iniciativa que se debatirá próximamente en la Cámara Baja.

¿Qué futuro nos queda en un país que envejece y en el que sus jóvenes se convierten en las principales víctimas de la crisis?

 

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