Artículo publicado en El Huffington Post
Si alguien desea llegar a este lugar, deberá viajar hasta el extremo sudoeste de España, volando hasta el territorio en el que más tarde se oculta el Sol. No es una isla ficticia, como la que describe J.M. Barrie en la archiconocida novela de “Peter Pan”, pero sí es un espacio mágico de una enorme belleza situado a tan sólo dos horas y media de la Península. Es Reserva Mundial de la Biosfera y será la primera isla del mundo que se abastecerá exclusivamente con energías renovables. Un paraíso por descubrir y un reducto de paz y tranquilidad situado al margen del turismo convencional. Es la isla de El Hierro.
Es la más pequeña de Canarias, pero la diversidad paisajística que existe en sus 278 kilómetros cuadrados es una de las más sobresalientes de las Islas. Una naturaleza sublime en la que conviven los espacios áridos y las formaciones volcánicas con las tierras más fértiles pobladas de viñedos, pinares y laurisilva.
Este año, en el que muchos canarios viviremos nuestras vacaciones en las Islas, volveré un año más a La Restinga a pasar unos días de tranquilidad junto a los amigos con los que siempre me reencuentro en El Hierro y a disfrutar de una gastronomía exquisita y sabrosa en la que destaca el pescado fresco, las papas arrugadas, el conejo, el cabrito (o chivo, como se le denomina en la isla), las quesadillas, el queso, la piña tropical, el yogur “Pastor de Oveja” y el vino, que cuenta con su propia denominación de origen.
El Hierro, duramente castigada por la recesión económica por su fuerte dependencia exterior, vive una crisis paralela motivada por los movimientos sísmicos y volcánicos que se registran desde hace casi un año. Pese a que no suponen un peligro para sus habitantes ni para quienes visitamos y amamos esta Isla, la repercusión mediática que ha tenido el volcán que nunca llegó a emerger a la superficie ha motivado la cancelación de más de la mitad de las reservas turísticas. Un duro revés que afecta irremediablemente a todos los sectores económicos de una Isla con una tasa de paro que supera el 40 por ciento.
Hoy existen más motivos que nunca para visitar una isla de costas rocosas y abruptas, con acantilados imposibles de hasta 1.000 metros de altura, pero que también alberga calas y piscinas naturales que invitan al baño. Una isla con una naturaleza asombrosa de praderas, higueras y almendros.
Un espacio que durante muchos siglos fue considerado el “Meridiano Cero” después de que Ptolomeo, en el siglo segundo de nuestra era, lo fijase en el Faro de Orchilla. Una situación que se mantuvo hasta que en el siglo XIX fue desplazada por Greenwich. Sin embargo, tanto para los herreños como para los canarios sigue siendo nuestra “Isla del Meridiano”.
Los amantes del buceo conocen las maravillas que se esconden bajo el mar herreño, uno de los más admirados por los submarinistas por los espectaculares puntos de inmersión que existen. El Hierro se encuentra en el atlas mundial del buceo, pero también es un espacio muy apreciado para la práctica del senderismo a pie, las acampadas y el contacto con la naturaleza.
La vida submarina de la isla es única y espectacular. Tanto o más que antes de la erupción. Uno de los reductos privilegiados para todos los aficionados. Muchas son las zonas que se recomiendan por parte de los centros de buceo que han sobrevivido a la crisis como los portales especializados, entre los que recomiendan La Herradura, la Punta Miradero, el bajón de la Restinga o El Desierto, conocido por haber sido la morada del Mero Pancho durante muchísimos años. En la zona de Frontera, se aconseja los Roques y La Caleta y el Roque de la Bonanza.
La Restinga acogió el pasado mes de julio el I Open Internacional Underwater Video y el XIII Campeonato de España de vídeo submarino. Dos eventos que se suman al ya consolidado Open Fotosub Internacional “Isla de El Hierro”, una de las competiciones abiertas de fotografía submarina más prestigiosas del mundo.
En la novela “Garoé” (símbolo de la Isla), de Alberto Vázquez Figueroa, el general Gonzalo Baeza, un firme defensor de los derechos de los nativos, encontró el amor en El Hierro en una hermosa joven de nombre Garza, quien le ayudó a conocer un secreto largamente guardado por los isleños y cuyo conocimiento estaba vedado a todo aquel que no fuese natural de la isla.
Yo les invito a que descubran ese secreto y viajen a una Isla de poco más de 10.000 habitantes en la que podrán disfrutar de un paisaje único en el mundo, de la entrañable compañía de los herreños y herreñas, de mucha paz y una tranquilidad excepcional.
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