Las reservas de plazas aéreas para volar a Canarias desde Alemania este verano caerán en torno a un 3 por ciento, según las previsiones apuntadas por la Viceconsejería de Turismo una semana antes de la inauguración de la ITB de Berlín, la feria en la que se decide parte del futuro inmediato del sector turístico canario. Un descenso que, salvo un que haya un cambio milagroso, supondrá la pérdida de 76.000 turistas procedentes de este país.

El retroceso del mercado alemán, cuya economía comienza a contagiarse de la crisis que asuela a todos los países del Sur de Europa, se suma al imparable descenso del turismo peninsular, que caerá este año otro diez por ciento.

Las consecuencias de la crisis que atraviesa toda Europa, y que comienza a golpear a los países más pudientes, se traducirá en Canarias en una irremediable caída del número de turistas y una desaceleración del sector que sostiene a la economía canaria. Si se reduce el número de visitantes, disminuirá la actividad y se disparará la tasa del desempleo. La ecuación es así de sencilla.

No parece que exista un horizonte que invite al optimismo a corto y medio plazo. A la recesión económica se suma la errónea política del Gobierno del Estado, que lejos de impulsar incentivos que favorezcan la apertura de nuevas rutas y el incremento de frecuencias ha apostado por hacer todo lo contrario: aumentar el precio de las tasas aeroportuarias, motivando la huida de las compañías aéreas, muchas de ellas al borde de la ruina.

Un amigo que quería venir a Tenerife en Semana Santa me comenta que el billete desde Madrid, sin residente, le cuesta casi 500 euros. El precio sólo incluye el pasaje, sin alojamiento y sin comidas. Una tarifa que, como en su caso, provoca que muchos opten por disfrutar sus vacaciones al otro lado del Atlántico o en destinos más cercanos como Turquía, que cuenta con ofertas a un precio casi similar, pero con todo incluido.

Todos los aeropuertos canarios cerraron el pasado año con una pérdida considerable de pasajeros procedentes de la Península, superando el 55% en el caso de la isla de Fuerteventura. Una tendencia negativa que se mantiene este año. La reducción de la demanda asociada a la difícil coyuntura económica actual ha supuesto la reducción de rutas y frecuencias por parte de las compañías aéreas. Así, mientras en noviembre de 2011 el archipiélago canario contaba con 15 conexiones con la península ahora tiene 9, es decir, 6 menos.

Pese a la pérdida tan acusada, el Gobierno del Estado se empeña en señalar que “sigue existiendo una adecuada conectividad con la península, puesto que las conexiones con las principales ciudades (Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao) se siguen manteniendo. Los 6 destinos que han desaparecido son Granada, Vitoria, Alicante, Vigo, Zaragoza y Valladolid”. Un análisis que, pese a ser tan poco alentador, demuestra hasta qué punto existe una total insensibilidad por parte del Ejecutivo con respecto a la evolución de un sector del que depende el futuro de todo un Archipiélago.

El futuro es toda una incertidumbre. Iberia se enfrenta a un recorte de unos 3.800 empleos en su plantilla, una reducción de la capacidad en un 15 por ciento en 2013 para centrarse en las rutas rentables y una disminución de la flota en 25 aviones – cinco de largo radio y 20 de corto radio-, todo ello con el objetivo de mejorar los resultados en al menos 600 millones de euros para 2015. ¿En qué medida afectarán estos recortes a las Islas? Es una pregunta que todavía no tiene respuesta.

Al incierto futuro de las compañías, se añaden las desorbitadas tarifas para viajar a la Península. Datos de la Viceconsejería de Turismo del Gobierno de Canarias apuntan que “el precio medio del billete Península-Canarias podría haberse encarecido en 2012 en torno a un 40%, pasando el precio medio de 461 euros a 600 euros para no residentes”.

Hemos asumido que tendrá que pasar mucho tiempo para recuperar el moribundo mercado peninsular, pero lo que no esperábamos es que al desolador escenario que se vive en nuestro país se sumase uno de los dos principales mercados emisores de turistas hacia Canarias: el alemán. Esperemos que, pese a los malos presagios, las Islas salgan fortalecidas a medio y largo plazo en la feria que se celebrará en la capital germana del 6 al 10 de marzo.

 

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