Concluye un año y, de una u otra forma, todos hacemos balance. No ha sido un buen ejercicio. El país en su conjunto ha retrocedido en casi todos los ordenes, excepto en el número y gravedad de los problemas, que se han multiplicado. Hemos de partir  de esa premisa, porque no quiero que esta  pequeña dación de cuentas suene para nada triunfalista.

Creo que los dos diputados de Coalición Canaria en el Congreso hemos hecho bien los deberes, como nuestros compañeros en el Senado. Un pequeño repaso a las a cifras nos lo demuestra y da una idea de la capacidad de acción de CC si tuviera 4 o 5 diputados y formara un grupo propio, como los vascos.

En 2009, José Luis Perestelo y yo misma hemos intervenido en 206 ocasiones en las sesiones del Congreso; frente a las 73 de los diputados canarios del PP o  las 61 intervenciones de los diputados canarios del PSOE.

Es decir, los diputados canarios de CC, que apenas representamos una séptima parte de los congresistas canarios, hemos hecho el 60% de las intervenciones. Hemos triplicado las realizadas por los parlamentarios populares y casi cuadriplicado las hechas por los socialistas canarios.

Son cifras significativas, pero insuficientes para conocer el alcance de nuestro trabajo. Porque entiendo que ha sido todavía más importante el estilo positivo y constructivo que hemos mantenido en la Cámara, donde hemos buscado los acuerdos posibles con todos los grupos. Porque son las decisiones tomadas por unanimidad las que más fuerza otorgan a Canarias para perseguir en el futuro sus reivindicaciones históricas. Esas que nos permitan a los ciudadanos ultraperiféricos disfrutar del mismo nivel de servicios públicos que  los continentales.

Entre las cuestiones más importantes, CC sacó adelante por unanimidad cuatro mociones y cuatro proposiciones no de ley, que hacían referencia a un plan para luchar contra la crisis en Canarias, la regeneración de las costas canarias, la creación del Instituto Vulcanológico, la apertura de dos nuevos consulados en Venezuela, la inclusión en las decisiones de la UE del problema de los menores no acompañados, la modificación de la ZEC o ayudas al teatro canario, o facilidades para los turistas rusos. La primera de ellas, aprobada el 14 de Marzo, definía 18 medidas concretas que han marcado en buena medida la pauta de las actuaciones estatales en Canarias.

De forma unánime también se logró  aprobar la toma en consideración de una proposición de ley para reconocer a Canarias un espacio marítimo y terrestre único, como un archipiélago, de forma que sus aguas interiores sean realmente propias y no internacionales como hasta ahora.

Enriquecimos con enmiendas proyectos de ley que no tenían en cuenta el hecho insular, para que su aplicación en Canarias no resultara una torpeza, como lo hubieran sido las  nuevas leyes de  Extranjería o de Financiación Autonómica.

Canarias avanzó en los Presupuestos Generales del Estado, aunque no todo lo necesario. Firmamos un acuerdo con el PSOE que garantiza la obtención de al menos mil millones de euros en 2010. En las partidas canarias se incluyen  tres planes de empleo  y acciones especiales en materia de infraestructuras turísticas. Se incrementó la subvención al transporte de mercancías hasta el 70 por ciento y se establecieron sendas partidas para el tren en las dos islas capitalinas.

Nos queda mucho por hacer. Las difíciles circunstancias de hoy nos plantean retos mucho mayores que hace dos o cuatro años. Por eso demandamos el apoyo y las sugerencias de todos los canarios preocupados por su tierra; porque son la base de nuestra mayor o menor fuerza y de nuestras mejores o peores propuestas.

La prosperidad del próximo año depende de todos nosotros. La felicidad que podamos lograr no será nunca auténtica y plena  si no es colectiva. Más que expresarles un mero deseo, les emplazo a buscarlas juntos, unidos.

 

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