La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, trajo hoy al Pleno del Congreso el Real Decreto para el reforzamiento del sistema financiero. Yo expliqué el apoyo de Coalición Canaria a estas medidas porque en estos momentos, independientemente de cómo hemos llegado hasta aquí, son  imprescindibles para recuperar la confianza en el sistema financiero.

Aunque en teoría, estas medidas no tienen un coste inicial puesto que los préstamos y avales del FROP se realizan a coste de mercado y sólo generarían quebranto a las arcas públicas si las entidades financieras no respondieran a sus obligaciones, no hay esa percepción en la sociedad.

Le dije a la vicepresidenta que, igual que va a hacerse un ejercicio de transparencia con las entidades financieras, es necesario que el Gobierno también explique claramente cuáles son los costes de este importante esfuerzo que se está haciendo en el sector de cajas de ahorro.

 Creo que es bueno para la salud democrática de este país que los ciudadanos conozcan un poco mejor las cifras de lo que ha costado y está costando al Estado el proceso de reforzamiento del sistema financiero llevado a cabo hasta ahora.

 También, que el Gobierno tiene que explicar el tema de la liquidez y el acceso al crédito. La percepción que se tiene socialmente, incluso entre periodistas especializados, es que todo esto sirve para reforzar el sistema financiero pero no para dar liquidez al sistema y que fluya el crédito.

Cuando una de las razones importantes de esta operación es que la recuperación de la confianza permita una capitalización y una captación de fondos que permita otra vez que corra el crédito.

Pero el Gobierno no está cumpliendo la tarea de explicar realmente a la sociedad cuáles son las consecuencias, no sólo del reforzamiento del sistema financiero sino cómo afectará a los ciudadanos, a las pequeñas y medianas empresas, a quien necesita pedir una hipoteca y no entiende cómo a pesar de tener un empleo fijo, el banco no se la concede. Eso crea una crisis otra vez en el sistema inmobiliario, y de nuevo, se produce un problema en las entidades financieras. Al final es la pescadilla que se muerde la cola.  

Por ello, he pedido, además de los cambios jurídicos, comunicación y transparencia para que el ciudadano tenga confianza en el sistema, porque eso permite también la reactivación de la economía.

Las Cajas de Ahorro nunca serán como las hemos conocido hasta ahora. Pero no estamos para sentimentalismos. Hay que ser pragmáticos: lo importante es tener un sistema financiero fuerte y solvente, y que los ciudadanos y las pequeñas y medianas empresas de este país tengan apoyo financiero para salir adelante. Y si la parte pública que quedará en las cajas de ahorro genera beneficios, tendremos que presionar para que revierta en la sociedad, que a fin de cuentas fue la accionista de las cajas en su momento.

 

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