Además de despejar el camino a los Presupuestos del Estado de 2011, el Congreso dedicó esta semana medio día completo a debatir sobre las políticas de empleo,  sobre las acciones necesarias para que el país recupere la salud social y económica. Compareció  el presidente Rodríguez Zapatero para presentarnos un nuevo (?) paquete de quince medidas, muchas  de ellas reformateadas de anteriores ocasiones. No era una sesión decisoria. Y desde Coalición Canaria le recordamos al presidente la mayor virulencia del paro en Canarias. Y la necesidad de que cumpla  los compromisos sobre esta materia que dieron lugar a nuestro apoyo a los Presupuestos Generales del Estado: nuevos fondos para políticas activas de empleo; y nuevas transferencias competenciales en esta materia, semejantes a las pactadas para el País Vasco, entre otras cuestiones que aseguran las inversiones previstas para Canarias

Le exigimos a Rodríguez Zapatero que se convierta en el auténtico garante de su cumplimiento. Porque no pueden tratar igual a los desiguales. No se puede aplicar a todos el mismo rasero sin tener en cuenta las tasas de paro de cada zona.

Zapatero se reafirmó en esa voluntad y añadió, sin que nadie se lo pidiera, de su propia cosecha, algo que no estaba previsto  en el debate: agradeció  el aporte de Coalición Canaria a la estabilidad institucional española y me respondió: “Sepa también que la responsabilidad es otra de las características que el PSOE ejerce aquí y en Canarias en los momentos difíciles y la ejerceremos”

Eso es algo que debiera ser normal en política y que se ha perdido en los últimos tiempos. Es de un simplismo infantil pensar, como se hace muchas veces, que al Gobierno hay que atacarlo o defenderlo siempre. Si unos no reconocen aciertos y otros no reconocen errores, nunca podremos construir juntos.

Desde la independencia que Coalición Canaria practica en el Congreso podemos contribuir, con otros, a que la política no sea siempre cosa de buenos y malos, sino de personas que aciertan, se equivocan otras, pero siempre huyen del error, aunque para ello tengan que encontrarse con el adversario en el camino de en medio.

 

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