La Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur) ha servido para constatar que el camino que hemos recorrido para recuperar la senda del crecimiento en el sector turístico podría truncarse si no trazamos una estrategia que contribuya a la consolidación de los resultados que permitieron que Canarias liderase las estadísticas contabilizadas  en todo el Estado el pasado ejercicio económico.

Los excelentes indicadores registrados en 2011 en materia turística no han sido fruto de la casualidad sino la consecuencia de la aplicación de un conjunto de medidas impulsadas tras los acuerdos sellados por Coalición Canaria con el Gobierno del Estado. Unos acuerdos que posibilitaron que las Islas concentrasen el pasado año los mayores aumentos en facturación y resultados empresariales.

Nadie duda que la llegada de un millón y medio de turistas más que en 2010 obedece, principalmente, a la bonificación de las tasas aeroportuarias. Un instrumento que permitió la apertura de 70 nuevas rutas con el Archipiélago y, sobre todo, que los empresarios recuperasen la confianza tras una larga travesía de pérdidas y resultados negativos.

Pese a ello, el Gobierno del Estado ha decidido no prorrogar dicha bonificación con argumentos peregrinos, sembrando con su decisión más dudas e incertidumbre en un sector que reclama políticas certeras e instrumentos eficaces que permitan que se mantenga la actual línea de crecimiento.

El nuevo Gobierno, que se ha estrenado con la aplicación de medidas que nada tienen que ver con las promesas electorales del Partido Popular, trata de huir de las políticas impulsadas por el anterior Ejecutivo, incluso de aquellas recetas que han dado resultados positivos y que, en el caso del sector turístico canario, han sido claves para sellar resultados históricos.

Fitur ha dejado tras de sí un sinfín de interrogantes que el Gobierno deberá aclarar lo antes posible para evitar que su decisión de poner fin a la bonificación de las tasas se traduzca en hechos que puedan poner en jaque el futuro turístico inmediato. Es cierto que han prometido un plan integral, pero ni conocemos su contenido ni sabemos cuándo pretende abrir el debate con los agentes económicos y con las fuerzas políticas.

El tiempo apremia y los empresarios reclaman nuevos estímulos que generen la confianza necesaria para impulsar aquellos proyectos que contribuyan a consolidar el crecimiento. Y eso sólo se consigue con la aplicación de medidas concretas que contribuyan a generar un escenario económico creíble y eficaz.

Tenemos que abrir ventanas que generen optimismo y corresponde al Gobierno actuar con la celeridad que exige un sector dinámico como el turismo. Coincidimos en que es necesario contar con un plan integral a medio y largo plazo, pero también creemos que, en estos momentos, se necesita concretar cuanto antes el paquete de medidas que se precisa como alternativa a las bonificaciones que el Gobierno ha decidido derogar unilateralmente y con el rechazo casi unánime del sector.

Si posee instrumentos más eficaces que los que han permitido un crecimiento tan espectacular, que los ponga cuanto antes sobre la mesa para evitar que la incertidumbre eclipse los pasos que han devuelto la sonrisa al sector más importante de nuestra economía.

En caso contrario, si el principal órgano vital de nuestra economía entra en una fase de agotamiento por la insensatez del nuevo Gobierno, el resto de los elementos que conforman nuestra estructura seguirán sus pasos de manera irremediable.

Lloverá sobre mojado si el Gobierno se muestra ineficaz en el marco de una crisis de la que sólo saldremos con nuevos estímulos a la economía y no con parches que sepulten los esfuerzos que hemos sumado entre todos para reflotar un sector que hace poco más de un año agonizaba.

 

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