Artículo publicado en El Huffington Post

El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) nos sorprendió a todos el pasado mes de junio con una campaña publicitaria a toda página en los principales diarios y en cuñas radiofónicas en la que anunciaba que había llegado el momento de que fluyese el crédito hacia las pequeñas y medianas empresas, y concluía con el siguiente mensaje: «Ha llegado el momento de abrir el grifo del crédito para que fluya. El momento de que entre todos volvamos a hacer realidad nuestros proyectos».

La inesperada campaña publicitaria, todo un insulto a quienes se les niega sistemáticamente el acceso al crédito, fue financiada por el propio FROB, y no por las entidades financieras intervenidas, que continúan vetando la inmensa mayoría de las solicitudes planteadas por las pymes y los emprendedores.

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Campaña del FROB

El FROB se creó para salvar y reflotar parte del sistema financiero con más de 50.000 millones de euros que suponen sangre, sudor y lágrimas para los españoles y que, pese al esfuerzo que supone afrontar su pago, el Gobierno ha reconocido sin ningún pudor que más de 35.000 millones ya se dan por perdidos.

Una deuda multimillonaria que, como ustedes recordarán, el propio presidente, Mariano Rajoy, nos aseguró que no afectaría al déficit y que no saldría del bolsillo de los españoles en aquella patética rueda de prensa posterior al rescate bancario autorizado por Bruselas. Una mentira que quedó al descubierto pocos meses después, cuando los órganos comunitarios certificaron que los 50.000 millones de euros elevaban por encima del 10% el déficit de nuestro país.

Hasta aquí el relato que todos ya conocemos. Varios días después de que la campaña del FROB se colase con fuerza en los medios de comunicación, presenté una batería de preguntas escritas en las que solicitaba que el Gobierno de Rajoy aclarase los siguientes aspectos:

    • Objetivo de la campaña del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) sobre acceso al crédito por las pequeñas y medianas empresas.

 

    • Medios de comunicación en los que se ha publicado la campaña de publicidad sobre acceso al crédito por las pequeñas y medianas empresas.

 

 

    • Procedimiento público aplicado por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para la adjudicación de la campaña de publicidad sobre acceso al crédito por las pequeñas y medianas empresas.

 

 

  • Presupuesto destinado por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para financiar la campaña de publicidad sobre acceso al crédito por las pequeñas y medianas empresas.

 

Después de tomarse su tiempo, el Gobierno me contestó esta semana que la campaña «del grifo» del FROB nos ha costado a los ciudadanos casi tres millones de euros; que la adjudicación del contrato publicitario no se realizó a través de un concurso público y, además, se niegan a facilitar el importe que se ha pagado a cada medio de comunicación. ¿Es esa la transparencia en la gestión de fondos públicos que intenta vendernos el PP cuando, desgraciadamente, las pymes de este país siguen sin poder acceder al crédito para poder reactivar la economía, generar empleo y sobrevivir?

Nos encontramos con ese derroche inútil, que no ha servido para nada y que, desde luego, no tiene nada que ver con las políticas que sí necesita este país para que el crédito fluya hacia el entramado empresarial.

Hagamos números. ¿No hubiese sido más efectivo haber usado esos tres millones euros para financiar una línea de crédito para jóvenes emprendedores? Habría permitido la concesión de 300 créditos de 10.000 euros cada uno, que hubieran facilitado la creación de 300 empresas o nuevos proyectos o que hubiesen servido para evitar el cierre de 300 pymes.

Ya está bien de políticas de marketing con fondos que pagamos todos los ciudadanos en una época en la que se reducen las becas, se aplican injustificados recortes sanitarios y educativos, se eliminan ayudas a las dependencia, y la pobreza aumenta en este país a un ritmo inasumible.

Pese a la vaga respuesta del Gobierno, seguiré insistiendo para saber cómo se han repartido esos tres millones de euros entre los medios de comunicación ya que, le guste o no al Ejecutivo, ése es un derecho que nos corresponde cuando se pagan campañas inútiles con nuestros impuestos.

 

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