El Gobierno del Estado ha decidido dar alas a los trenes de alta velocidad y ahogar con una nueva subida impositiva la pesada carga que ya soporta la maltrecha aviación comercial de nuestro país. Viajar en avión es, a excepción de contadas compañías de bajo coste, un lujo inaccesible para quienes, hasta hace muy poco, eran pasajeros frecuentes y una odisea para ciudadanos, como los canarios, que no tenemos otra opción como medio de transporte.

Viajar por los costosísimos raíles del AVE es más barato a partir de este año, mientras que volar es más caro tras la introducción en los Presupuestos de 2013 de un nuevo aumento de las tasas aeroportuarias. Un incremento que, según la asociación de compañías aéreas, provocará una caída del número de rutas y frecuencias por parte de las aerolíneas que operan en nuestro territorio y supone un freno para aquellas que se resisten a dar el salto a nuestros aeropuertos.

La evolución del tráfico aéreo ha sido siempre un indicador de la evolución económica de un territorio. Y eso provocó en su momento que muchas ciudades se subiesen al carro de la aviación comercial con la construcción de aeropuertos aprovechando la supuesta solvencia de nuestra economía. Sin embargo, la crisis sepultó algunos de esos proyectos, como son los casos de Castellón y Ciudad Real, y condenó al ostracismo a algunas terminales fantasmas en las que los aterrizajes y despegues son todo un acontecimiento.  Proyectos que se financiaron en parte con los beneficios de los aeropuertos canarios, mientras que las inversiones en las Islas se ralentizaban.

La misma fiebre nos  alentó para que España multiplicase en tiempo récord su red de alta velocidad hasta convertirnos en un auténtico líder mundial. Fiebre que llevó a muchas Comunidades Autónomas y municipios a solicitar que el AVE pasase por sus localidades para aprovechar el tirón de una infraestructura que, pese a la caída del número de viajeros, sigue siendo un objeto de deseo para ciudades que languidecen por culpa de la crisis. La foto del príncipe Felipe junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y de la Generalitat, Artur Mas, en la apertura de la línea Barcelona-Girona-Figueres certifica la importancia que sigue teniendo la alta velocidad.

El transporte es fundamental para vertebrar un país y favorecer la cohesión económica y social. Sin embargo, pese a tratarse de un hecho tan evidente, el Ministerio de Fomento ha optado por facilitar el viaje en el AVE con tarifas más baratas y frenar el tráfico aéreo con una subida impositiva que aleja a viajeros y ahuyenta a compañías aéreas.

Viajar en tren en cualquier ciudad de la Península es una opción más, mientras que volar en avión en territorios como Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla es, en muchas ocasiones, la única vía de transporte. Lo sabe de oídas el presidente del Gobierno, que ha veraneado muchos años en Gran Canaria, y supuestamente lo conoce la ministra de Fomento, que presume en cada comparecencia de conocer al dedillo la realidad canaria.

En cambio, la dirección que ha tomado el Gobierno nos demuestra que su conocimiento es nimio o, lo que es peor, actúan a sabiendas de que sus políticas arrinconan y alejan más de la Península a Canarias, uno de los territorios más castigados por la crisis por nuestra fuerte dependencia económica del continente y de las fluctuaciones del transporte.

Los billetes de avión se han convertido en un artículo de lujo que incluso cercenan derechos de personas que viajan por obligación en avión por motivos laborales, sanitarios, educativos, etcétera, y suponen un hándicap para el sector turístico.

La caída de turistas peninsulares en Canarias provocada por la crisis, la reducción de frecuencias y rutas aéreas y el incremento de las tarifas nos obliga a estar cada día más pendientes de cómo evoluciona la economía de los principales países emisores de turistas hacia las Islas, como son Reino Unido y Alemania.  Países que, aunque no estén viviendo su época más dorada, siguen siendo la esperanza de nuestro sector turístico ante el desacertado camino que ha optado por tomar el Gobierno de Mariano Rajoy.

Volar en Canarias no es un capricho, es muchas veces una obligación y la única vía de transporte para desplazarse a otra Isla o a la Península. Por eso nos sorprende y nos molesta que el Gobierno reduzca las tarifas de un servicio prestado por una empresa pública –Renfe- y que contribuya a estrangular al sector de la aviación comercial con una escalada impositiva que se traducirá en todo lo contrario de lo que persigue el Gobierno. No harán más caja en los aeropuertos sino que provocará una reducción de ingresos si se cierran nuevas rutas y se reduce el tráfico aéreo.

 

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