El debate sobre el estado de la nacionalidad ha servido para escenificar que existe un gobierno con una radiografía clara sobre cuál es la situación de Canarias y que conoce cuáles son las recetas que necesita nuestro Archipiélago para salir cuanto antes de la crisis y, por otra parte, en las antípodas, se situó un Partido Popular que optó por radicalizar su discurso y cerrar las puertas a cualquier tipo de acuerdo por una cuestión partidista.Canarias es la Comunidad Autónoma con una de las tasas de paro más elevada del Estado y nuestra economía y los desempleados reclaman que exista la mayor sinergia entre el Gobierno de Canarias y el Gobierno del Estado para que se encaucen las políticas que nos permitan dar respuesta a la dramática situación que viven muchas familias. Sin embargo, dos no dialogan si uno no quiere y, en este sentido, me preocupa que el PP haya dejado claro en el Parlamento de Canarias que “o nos sumamos a las reformas de Rajoy o nos quedamos fuera”.

El bochornoso espectáculo ofrecido por algunos diputados y diputadas del Partido Popular, que en algún momento del debate optaron por patalear y gritar en lugar de escuchar, me preocupa especialmente. Los ciudadanos esperan de sus representantes que debatan y ofrezcan soluciones, pero lamentablemente el PP optó por un discurso devastador y muy distante de la realidad que vivimos.

Nuestro portavoz en el Parlamento, José Miguel Barragán, sacó durante el debate el programa electoral con el que el PP se presentó ante los canarios y canarias en los comicios autonómicos del pasado mes de mayo. Un programa en el que el PP apuesta, curiosamente, por la continuidad de la bonificación de las tasas aéreas y la prima a las energías renovables. Este documento pone en evidencia cómo un partido puede dar un giro de 180º en sus propuestas y construir, de la noche a la mañana, un discurso completamente diferente con un solo objetivo: desacreditar y ningunear al contrario.

Pero, sin duda, me quedo con los tuits de González Pons que se colaron en el debate celebrado en el Parlamento de Canarias en los que asegura que las prospecciones petrolíferas en Valencia e Ibiza, en el caso de autorizarse, serían “dañinas” para el turismo y los espacios naturales. Mientras el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP se posicionaba en contra la investigación de hidrocarburos en el Mediterráneo, sus compañeros en Canarias apoyaban que se realizasen frente a Canarias apoyándose en un dato falso: que aquí se realizarán mar adentro, a 60 kilómetros, cuando lo cierto es que las cuadrículas de los permisos a Repsol no se encuentran tan lejos, una de ellas está a tan sólo 10 kilómetros.

Las dos caras del debate han situado a un lado a aquellos que trabajan por Canarias y en el opuesto a aquellos cuyo único objetivo es criticar, desacreditar y oponerse, con o sin argumentos, a todo lo que impulse el Gobierno.

Triste, muy triste.

 

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