Pese a la notable influencia que tienen sobre nuestras vidas las decisiones que se adoptan en la Unión Europea o el creciente protagonismo de las instituciones comunitarias en la elaboración de leyes e, incluso, su desafortunado papel en la aplicación de una política de ajustes devastadora para nuestro país, los ciudadanos continúan percibiendo a la UE como un lejano y desconocido entramado de instituciones que no despiertan su interés. De ahí que exista una enorme preocupación sobre si el abstención se terminará imponiendo a la participación en las urnas en las elecciones que se celebrarán el próximo día 25 de mayo.
Es inevitable reconocer que Europa sufre una crisis múltiple. Y no sólo se trata de una crisis de naturaleza económica, sino especialmente institucional. Una Europa que, pese al innegable papel que ha desempeñado en nuestro desarrollo, ha optado por gestionar la crisis por la vía más desafortunada: el ajuste y el ahorro, provocando un desmantelamiento de los servicios públicos y del empleo, al mismo tiempo que ha autorizado inyecciones económicas millonarias para salvar a las entidades financieras de la bancarrota. Y esta estrategia equivocada ha provocado un mayor distanciamiento de los ciudadanos hacia unas instituciones que perciben lejanas y poco transparentes.
Sin embargo, se trata de la convocatoria electoral más importante de la Unión Europea. No sólo porque será el Parlamento quien designe al presidente y a los miembros de la futura Comisión sino porque los ciudadanos podemos decidir si queremos seguir apostando por aquellas fuerzas políticas que abanderan más ajustes presupuestarios, como es el caso del Partido Popular, o quienes consideramos que Europa debe rectificar y aplicar una política de incentivos a la economía similar a la realizada por Estados Unidos, entre otros países.
No obstante, pese a que la UE ha perdido 24 puntos de prestigio desde que se inició la crisis, no podemos obviar que sus buenas prácticas permitieron en su momento la construcción de un continente más cohesionado, con un nivel de bienestar muy superior al resto del planeta (la UE concentra el 50% del gasto social del mundo, pese a contar con tan sólo el 7% de la población) y con un incuestionable avance en materia de derechos fundamentales y libertades individuales. Y ese modelo, que se resquebrajó con la irrupción de la crisis, es el que aspiramos a recuperar en la nueva etapa que se abrirá tras las elecciones de mayo.
Nosotros, Coalición Canaria, nos presentamos a estas elecciones con un equipo integrado por siete jóvenes de las siete islas, liderado por el herreño Javier Morales, cuya trayectoria le avala como uno de los mejores especialistas del Archipiélago en energías renovables y en todas aquellos asuntos relacionados con la innovación en el sector primario.
Acudimos a esta importante cita electoral con un programa específico para Canarias. El nuestro no es un anexo ni una separata. Es un programa elaborado tras un amplio debate interno y abierto a los ciudadanos en el que han participado técnicos especialistas en asuntos comunitarios, militantes, simpatizantes y aquellas personas que han planteado sus propuestas a través de las vías abiertas por CC en las redes sociales.
Estas elecciones representan una oportunidad única para impulsar, a través de una representación propia, una agenda de trabajo en el seno del Parlamento europeo en la que se incluyan aquellas propuestas que planteamos para Canarias. Una agenda para que la UE desarrolle las oportunidades de Canarias a través de la mejora de nuestra conectividad aérea y marítima, el impulso a la internacionalización de nuestra economía, el aprovechamiento de la biodiversidad para la creación de industrias de base tecnológica, el desarrollo de las redes de datos, el fortalecimiento de la investigación en astrofísica, las energías renovables o la investigación en el ámbito marino-marítimo.
Reclamamos que se consolide el encaje especial de Canarias en la UE, buscando mecanismos que garanticen la adaptación de las políticas europeas a nuestras especificidades como RUP, además de garantizar un Régimen Económico y Fiscal que nos permita disfrutar de unas condiciones similares al resto de ciudadanos de Europa, así como mejorar la competitividad y diversidad de la economía canaria.
Trasladaremos a Europa nuestro rechazo masivo al petróleo y una apuesta decidida por un cambio del modelo energético, favoreciendo la implantación progresiva de las energías renovables, más limpias, baratas e inagotables, en detrimento de las fósiles, lo que nos permitirá tanto diversificar la economía y favorecer la creación de empleo, como disminuir drásticamente la dependencia exterior. Y, como dice Javier Morales, dejar que los fósiles descansen en paz.
En definitiva, en la nueva etapa que se abrirá en el seno de la UE a partir del 25 de mayo, queremos que Canarias cuente con una voz propia que garantice el protagonismo que nos corresponde como territorio con un estatus propio y que, en estos momentos de cambio, puede desempeñar un papel geoestratégico clave en las nuevas relaciones comerciales entre la UE y el continente africano.
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