Sin duda alguna, muchos ciudadanos se habrán extrañado de la errática deriva del PP canario en las últimas semanas. Cuando la edad nos hace pensar que agotamos ya nuestra capacidad de sorpresa, siempre aparecen -también en política- piruetas insospechadas.

El PP canario se ha pasado seis meses con un mensaje casi único a los ciudadanos: “Desconfíen de Coalición Canaria por los apoyos concretos que ha prestado al Gobierno español en el Congreso”. Una y otra vez. Día sí y día también. No les ha dicho que sin esos apoyos estaríamos ahora como Portugal, con una elecciones generales anticipadas en medio de un plan de ajuste y rescate. Un plan que congela las pensiones hasta el 2013, reduce en mayor medida los gastos en sanidad, educación y desempleo, incrementa todos los impuestos y vende a precio de saldo la mayor parte de las empresas públicas importantes.

Identificar a CC con los socialistas era hasta antes de ayer casi el único objetivo de la precampaña electoral de los conservadores. No podían criticar la labor de Gobierno en Canarias porque la han compartido plenamente.

Pero de la noche a la mañana se han descolgado con una pirueta circense. Después de reprochar durante meses los apoyos puntuales de CC al PSOE, ahora nos dicen que que el PP canario está más que dispuesto a pactar desde el 23 de mayo con los socialistas, si ello les permite llegar al poder.

Nadie puede negarles que están en su derecho de hacerlo. Pero su oportunismo anterior queda en evidencia ahora. Hasta dijeron en noviembre que se iban del Gobierno de Canarias porque no podían soportar ni consentir algunos apoyos nacionalistas al PSOE. Ahora hacen un triple salto mortal inverso y sin red. Sólo hasta la próxima ocurrencia.

 

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