Esta semana, el Gobierno tuvo una excelente oportunidad de abrir el diálogo con el resto de las fuerzas políticas sobre la reforma laboral que ahora se tramita en el Congreso como proyecto de ley. Sin embargo, optó por seguir en solitario, amparándose en la mayoría absoluta, sin escuchar a los agentes económicos y sociales y partidos políticos.Las enmiendas a la totalidad a la reforma laboral fueron rechazadas por el Partido Popular, una tras otra, pese a que la inmensa mayoría de los portavoces que participamos en el debate lo hicimos con la intención de tender puentes con el Gobierno y contribuir con propuestas concretas para que la misma sirva para generar empleo.
En el escaso tiempo que ha transcurrido desde su entrada en vigor, la reforma no ha servido para frenar la destrucción de empleo sino que, al contrario, el país se continua desangrado con miles de hombre y mujeres en paro. No ha mejorado la flexibilidad interna de las empresas sino que ha creado mas inseguridad jurídica y solo facilita el despido. Y no ha modernizado la negociación colectiva sino que ha generado una confrontación abierta y mayor distanciamiento entre empresarios y trabajadores.
Lo que buscaba el Gobierno con la reforma enviando un mensaje hacia fuera y hacia dentro del país, ha fracasado. En realidad, no ha generado confianza ni dentro, ni fuera. Y ello se debe no sólo a que los resultados han agrandado el pesimismo que existe en la sociedad sino también a su política reformista en solitario, sin consenso, sin acuerdos, sin diálogo. La mayoría absoluta no es un cheque en blanco y el Gobierno debe entender que será muy difícil que una reforma laboral tenga efectos positivos sin que exista comunicación
Además, para hacer frente a la crisis, es necesario un liderazgo; un liderazgo que debe ejercer el presidente del Gobierno, a quien corresponde tender puentes con la sociedad y los ciudadanos. Y poner fin a esa carrera en solitario, sin diálogo con los sindicatos, empresarios y fuerzas políticas.
No obstante, pese a la actitud mostrada hasta ahora por el Gobierno, a la reforma laboral le queda camino que recorrer en las Cortes Generales y los diputados y senadores de Coalición Canaria-Nueva Canarias presentaremos enmiendas que contribuyan a aportar seguridad jurídica en el marco laboral a las empresas y trabajadores, favorecer el empleo, respetar el derecho a la negociación colectiva entre empresarios y sindicatos y, además, regular las relaciones laborales en el equilibrio de los derechos y obligaciones de los sujetos del contrato de trabajo.
En esta materia, como en tantas otras, no hay nada mas injusto que tratar con un mismo criterio situaciones desiguales. Desgraciadamente, existen Comunidades Autónomas en las que el desempleo se ceba de forma singularmente grave en la población, especialmente en los jóvenes. Canarias es una de ellas. Tenemos una tasa de desempleo muy por encima de la media. Es, en gran parte, consecuencia de la incapacidad de los Gobiernos de España de afrontar los problemas de sobrepoblación laboral desplazada al Archipiélago, tal como ha planteado el Gobierno de Canarias en diversos foros. La consecuencia ha sido que nuestro crecimiento económico resultó insuficiente para absorber la demanda de empleo. Y ahora la situación se ha agravado. La situación es tan extrema que se debe asumir cuanto antes la gravedad y la absoluta necesidad de adoptar medidas laborales específicas para multiplicar la transformación en empleo de toda la actividad económica que se genera en las Islas.
No pierdo la esperanza de que el Gobierno abandone el camino en solitario que ha decidido transitar y abra el diálogo con quienes estamos dispuestos a aportar soluciones y alternativas mediante un discurso constructivo y enriquecedor.
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