El Debate sobre el Estado de la Nacionalidad ha puesto el foco sobre algunas novedades que merece la pena destacar, porque pueden ser el preludio de un clima político más constructivo, menos crispado; que contribuya a la recuperación de la confianza social y a la salida de los difíciles momentos por los que atravesamos.El tono menos descalificante del debate dio paso a un amplio consenso sobre ochenta propuestas de resolución de los tres partidos ( CC, PP y PSOE). Algo que no había ocurrido en los tres años de legislatura. Acuerdos parciales o globales por los que CC viene luchando, tanto en Canarias como en Madrid, desde que la crisis económica se incrustó con tanta fuerza y con tan fuertes raíces como para no agostarse en mucho tiempo. Se retorna a la buena senda política en Canarias.

El presidente Rivero logró armar el año pasado un pacto con los agentes sociales, respaldado por CC y PP, al que los socialistas canarios solo hicieron amago de sumarse; presos como estaban de una dirección absolutamente opuesta  a cualquier entendimiento, exclusivamente dedicada a la retórica injuriante, en permanente campaña electoral y sin propuestas reales. Saavedra inspiró una auténtica rebelión  contra esa estrategia, más cercana a los movimientos antisistema que a la Canarias  real, porque conducía a los socialistas al limbo político y trababa estérilmente cualquier acuerdo entre las instituciones canarias .

El PSC-PSOE ha reformulado su estrategia con la elección de José Miguel Pérez como secretario general y se abre una nueva etapa. En la que seguramente no dejará de ser oposición,  como es lógico, pero sin hacer de la descalificación la única herramienta de trabajo. Bienvenidos al club de todos los que en la política -como en la vida – entendemos que vale más un pequeño acuerdo que un buen y eterno pleito. Y que, en un país de libertades como el nuestro, debe ser algo natural mantener coincidencias y discrepancias  a un tiempo, sin que a nadie se les descalifique solo por este hecho.

Con ese espíritu, Coalición Canaria trabaja en el Congreso y en el Senado, dando apoyos cuando creemos que es necesario y positivo para el país o para el programa de reivindicaciones históricas de Canarias. Aspiraciones en las que logramos avances, sobre todo, cuando nuestros votos son necesarios para la gobernabilidad estatal. No siempre lo logramos a la primera, a la segunda o la tercera. Y cuando no se incluyen las necesarias adaptaciones a las singulares condiciones de Canarias, nuestro voto no suma. Las actuales negociaciones para  un pacto parlamentario “para la recuperación económica”, el llamado “Pacto Zurbano”, llevan camino de trabarse definitivamente. Y si no se alcanzan los mínimos que hemos planteado, CC no estará en ese acuerdo.

No engañamos a nadie. Procuramos ser coherentes con esa estrategia, tanto cuando está el PP en La Moncloa como cuando la habita el PSOE. Y por eso somos un partido fiable, tanto para nuestros electores como para nuestros interlocutores políticos en la capital del Reino. No decimos sí a una cosa y al día siguiente no; por más o menos presión ambiental que pueda producirse . Y no hipotecamos nuestros votos  a las estrategias de poder del PP y PSOE, con sus tomas y dacas mutuas.

Procuramos rendir cuentas cuando toca. Y Paulino Rivero lo hizo el jueves para demostrar  que el Gobierno de Canarias sigue cumpliendo sus compromisos aún en un escenario en el que la recaudación cae, el crédito se limita y las demandas permanecen. En estas circunstancias, el presidente canario fue valiente al recordar a todos que no son tiempos para seguir demonizando a la construcción y al turismo, los dos principales motores de Canarias, al amparo de una moda bienpensante que pretende hacernos creer que es posible poner pan en la mesa de todos los canarios con una varita mágica. Con un milagro que nos convierta a todos en tecnólogos de la noche a la mañana. Para amanecer un día convertidos en una Silicon Valley.

Sin duda hemos de caminar hacia ese objetivo. Pero desde el realismo y con los pies en el suelo. Y siendo conscientes de que todos los sectores son necesarios. Y que todos los partidos son necesarios. Todos pueden y deber aportar, tanto desde la coincidencia como la discrepancia. Dos perspectivas que son siempre mejores que la pura complacencia en la que se instalan los pasotas o los que, sin dejar de mirarse siempre al propio ombligo, repiten siempre que todo esta mal y todo estará mal, porque la clase política no pondrá nunca remedio a nada.

Nada mejor que mirar los últimos treinta años de Canarias para comprobar que los eternos agoreros solo aciertan cuando rectifican. Y que el futuro sombrío sólo gana terreno  cuando en el presente se tira la toalla o no se pelea.

 

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