Entrevista publicada en «La Provincia-Diario de Las Palmas» el domingo 9 de octubre de 2011.

VICENTE GUERRA. Las Palmas de Gran Canaria

Ana Oramas vuelve a pedir el apoyo de los ciudadanos para revalidar su escaño en Madrid. «Las campañas me gustan porque nosotros sí tenemos un saldo que ofrecer al ciudadano», señala en esta entrevista.

En un reciente debate en el Congreso, se dirigió al presidente del Gobierno en estos términos: ‘Señor Zapatero, puede usted mirar de frente a los españoles’. ¿Le afearon en su partido esas palabras?

– Sí, lo recuerdo. Fue en el último minuto de una intervención de política general, cuando me dirigí al presidente y le dije eso, pero olvida usted que en los 14 minutos anteriores fui muy crítica con su gestión frente a la crisis, con su política de empleo, etcétera. Pero creo que, teniendo en cuenta que era la última intervención del señor Zapatero en el Congreso, y con su familia en la tribuna de invitados, debí hacerle un reconocimiento que además es general. Los políticos dedican mucho de su vida a trabajar por la comunidad, y lo hacen con errores y con aciertos. Recuerdo que Adolfo Suárez, hostigado por su propio partido, es hoy una figura de reconocimiento general en España. La opinión de Felipe González es también muy seguida, fuera y dentro de España, y recordará que salió del Gobierno en medio de graves casos de corrupción. Aznar abandonó también el poder con millones de españoles insultándolo por la guerra de Irak, pero al final el tiempo pone a cada cual en su sitio.

– El comentario pudo parecer errático, sobre todo si lo dirige usted a quien, para muchos, ha dejado España hecha unos ciscos.

– Los gobiernos de Zapatero han supuesto para España avances sociales muy importantes. Por poner algunos ejemplos, ahí están la Ley de Dependencia, la de Extranjería, la de Víctimas del Terrorismo, las políticas de igualdad, la del matrimonio homosexual. Todo eso sólo lo podría haber hecho un Gobierno socialista y creo que hay que poner todo eso en la balanza. Los dos últimos años han sido terribles para los españoles, en parte porque el presidente Zapatero se equivocó, antes que nada negando la existencia de la crisis. Pero al final tenemos que hacer digna la política y los contrincantes no tienen que ser enemigos.

– ¿Le echa siempre tanta carga emocional a la política?

– A la política le falta respeto por el contrincante. Yo fui durante diez años alcaldesa de La Laguna y, tras dejar el Ayuntamiento, mantengo relaciones de amistad con los miembros de la más dura oposición que recibí, los concejales socialistas. Me emociona cuando voy por la calle y la gente se me acerca y me dice: ‘soy socialista, nunca la voté pero estoy orgullosa del trabajo que hizo y le ofrezco mis respetos’. Creo que hay que recuperar esta forma de ser y de respetar el trabajo por los demás.

– Pero, ¿le afearon en CC ese comentario o no?

– Hay silencios significativos, pero mis compañeros de Coalición Canaria no me afearon ese reconocimiento que le hice al presidente Zapatero. Pasados los días sí noté ataques importantes contra mí por parte de medios relacionados con el PP, pero también es verdad que nunca llegué a recibir tantos apoyos de la gente como cuando hice eso. Y, a la inversa, también recibí muchos insultos. Lo que me parece poco presentable es recibir esos insultos por despedirte con dignidad de una persona que sabemos que ha trabajado.

– Puede ocurrir que sus electores no lo vean bien.

– Puede estar seguro que quien no lo entendió fue el votante del PP, que está radicalizado y tiene furia, pero yo no estoy en política para que la gente del PP me haga la ola. La política debe recuperar su papel de actividad digna en la sociedad.

– ¿Ve al presidente Zapatero prematuramente envejecido como consecuencia de la crisis a la que ha debido hacer frente?

– No es el mismo, eso está claro. Nada tiene que ver el Zapatero del último año con el de los siete años anteriores. Zapatero hizo en la primera legislatura cosas importantes por España, sobre todo en derechos sociales, pero en esta segunda legislatura se equivocó profundamente. No vio venir la crisis, actuó mal y a destiempo, se enfrentó a la crisis con cobardía e intentó ocultar la situación. Ya vio usted después que fue obligado por nuestros socios europeos a tomar medidas que él se había negado a adoptar. Creo, en todo caso, que las medidas adoptadas por Zapatero en el último año las habría firmado Rajoy. Esas políticas de ajuste no tienen sesgo político o ideológico y las han asumido gobiernos conservadores y gobiernos de izquierda. Y todos esos gobiernos, sean de izquierda o de derecha, están ahora mismo perdiendo las elecciones por haber tomado en su momento medidas que eran un derroche en el gasto. En el caso de España, medidas como el cheque-bebé, la desgravación de 400 euros, la desaparición en su momento del Impuesto de Patrimonio o un Plan E hecho sin cabeza contribuyeron en parte a esta situación de crisis de nuestra deuda. Es evidente que sin esos derroches también estaríamos en crisis, pero quizá no con el alcance que vemos.

– ¿Prefiere a Rubalcaba antes que a Rajoy?

– Creo que el señor Rajoy no tiene el valor de decirle a los ciudadanos la verdad. Todos estamos de acuerdo en bajar impuestos, subir pensiones, salarios públicos, apoyar a las pymes o que fluya el crédito, pero cuando se gobierna hay que tomar decisiones porque no hay dinero para todo, más cuando tus ingresos son inferiores a tus demandas de gasto o tus necesidades. Aquí el señor Rajoy sigue haciendo un discurso de oposición y creo que esta actitud de indefinición le pasará factura en las elecciones. Ahí lo tiene usted rechazando el Impuesto de Patrimonio, pero acto seguido deja en un veremos el suprimirlo de nuevo. Rajoy debe pensar menos en los votos porque España lo que necesita ahora es un presidente que dé confianza y que diga claramente lo que hará aunque sean medidas duras.

– ¿Y qué le parece Rubalcaba?

– Lo veo sin rumbo, renegando de su pasado más reciente, como si él no hubiera pasado por allí. Decirnos a los españoles que él es el cambio me parece poco serio. Le iría mejor poner en valor los avances de los gobiernos socialistas, pero no, hace el mismo discurso que Rajoy anunciando que todo va a cambiar cuando él sea presidente. Con la que está cayendo, echo de menos que estos dos líderes políticos no nos digan la verdad de lo que quieren hacer y estoy convencida de que sea el que sea presidente, hará lo mismo en los próximos meses.

– Paulino Rivero afirmó, tras las elecciones de mayo, que CC había logrado frenar en las Islas la ola del PP. ¿Pasará lo mismo el 20-N?

– Logramos frenar la ola del PSOE en su momento y ahora hay efectivamente una ola del PP y un tsunami del PSOE, pero yo siempre digo que nosotros, en Canarias, tenemos los alisios. No sé qué cuentas van a rendir a los ciudadanos de Canarias los diputados y senadores del PSOE o del PP. Yo sí sé cuál es el saldo de la presencia de CC en Madrid, y lo sé semana a semana, mes a mes, y ahí están los casos de la reducción de las tasas aéreas, la Ley de Puertos con especificidades canarias, fondos extras para nuestro sector agrario, los planes de empleo, incremento de la inversión del Estado mediante los convenios cuando bajaban en el resto de autonomías, y más. Hemos hecho, además, lo que estábamos obligados y queríamos hacer por Canarias. Los votantes de CC saben en qué se ha invertido su voto en Madrid, pero sinceramente, no sé para qué se usaron los votos del PSOE o del PP. Lo que yo he visto en el Congreso es a los diputados canarios del PP votar no a todo y a los del PSOE no defender una sola iniciativa relacionada con Canarias porque no les dejaban.

– ¿Cuál cree que ha sido el peor ministro de Zapatero? En relación con Canarias, claro.

– Sin duda Magdalena Álvarez, la primera ministra de Fomento que tuvo el Gobierno de Zapatero. Álvarez no vio la necesidad de que las Islas tuvieran tasas aéreas menores, ni un sistema aeroportuario distinto, ni la necesidad de incrementar las subvenciones al transporte, de los trenes en las Islas no quería ni hablar. Su salida del Gobierno nos permitió abrir cauces de diálogo para obtener esos logros.

– ¿Y el mejor?

– La que fuera vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de La Vega. En momentos críticos, con la ola de llegada de inmigrantes irregulares, cuando nos vimos en La Laguna con 60.000 personas en un centro de inmigrantes irregulares, también ocurrió en otros puntos del Archipiélago, De la Vega, con Adán Martín, hicieron todo lo que pudieron para superar aquella situación. Y más allá de eso, como interlocutora nuestra fue esencial en encauzar asuntos que los canarios veíamos importantes.

– Es difícil hacer entender a un canario en paro la importancia que tiene la declaración de las aguas territoriales, algo a lo que ustedes se han entregado en los últimos años.

– Todavía no se percibe su importancia porque falta la segunda parte del acuerdo de declaración de nuestras aguas como mar canario. Esa segunda parte es que la norma se lleve a la Ley de Hidrocarburos, que debe ser cambiada para que sean los canarios los que otorguen o no licencias de prospecciones petrolíferas o de gas y, también muy importante, que los ingresos fiscales que se produzcan por esta vía sean para los canarios y no para el Estado. Le pongo un solo ejemplo, pero hay bastantes más: la posibilidad de conceder parques eólicos en el mar. La primera parte fue el reconocimiento de nuestras aguas; la segunda la teníamos ya encauzada, con modificaciones a las leyes que deben verse afectadas, pero las cámaras han sido disueltas. Seguiremos en esa línea.

– Será muy duro colaborar con una mayoría absoluta del PP y Rajoy tras las elecciones. Pueden enfrentarse ustedes a un Gobierno poco o nada permeables a sus demandas.

– Nos enfrentaremos a esa situación, si es que se da, con naturalidad. Recuerde que ya colaboramos con la mayoría absoluta del señor Aznar y en su momento con la mayoría absoluta de Felipe González. Los nacionalistas no estamos en Madrid para estar con el Gobierno o contra él, ni para estar en la oposición; estamos para hacer que las leyes que salgan de las Cortes contemplen nuestras singularidades y para hacer que el Gobierno se ocupe de los asuntos canarios. No pedimos más que nadie, sólo queremos que las políticas nacionales se modulen en las Islas y eso se lo exigimos al que gobierne, cualquiera que sea el partido.

– Pero oyendo al PP canario y al señor Soria criticar iniciativas como las aguas canarias o la reforma del Estatuto, debo pensar que una mayoría absoluta del PP o un Gobierno de Rajoy que no necesite de sus apoyos, será poco sensible a las propuestas nacionalistas.

– Para este tema el discurso que vale no es el del señor Soria, sino el del señor Rajoy. Rajoy viene haciendo una política de acercamiento tanto con CiU como con el PNV o CC y tiene claro que aunque tenga mayoría absoluta, y lo está diciendo, necesitará alcanzar acuerdos con las fuerzas políticas, primero para sacar al país adelante y tener apoyos en las grandes políticas de Estado. Y hay que decir que CC siempre ha sido un partido responsable con las políticas de Estado, siempre actuamos con una actitud seria en estos grandes asuntos. En este sentido, las relaciones mías y las del presidente Paulino Rivero con el señor Rajoy son impecables. Yo guardo una excelente relación con Soraya Sáenz de Santamaría, por ejemplo. Debemos tener el discurso suficiente para tender puentes y, desde luego, desde CC ese discurso y esa experiencia se tienen. Los nacionalistas sabemos que los problemas canarios no se resuelven a piñazos con el que esté gobernando. Los canarios no nos han elegido para esto.

– A España le quedan aún unos años de ajuste de su gasto público y coincidirá conmigo en que esa imagen del señor Zapatero anunciando en las Islas 25.000 millones en diez años no se repetirá.

– Cuando se aprobó el Plan Canaria me dije que está bien que el Gobierno del Estado tenga una estrategia para Canarias en los próximos diez años, pero eso no era nada sin su ficha financiera. Llegó la hora de elaborar y debatir los Presupuestos y no estaban las partidas del Plan Canarias. Gracias a nuestras enmiendas se contemplaron 1.400 millones ese primer año para las Islas. Pero nadie puede concebir que teniendo Canarias la mayor tasa de paro del Estado, el próximo Gobierno, sea del partido que sea, con mayoría absoluta o sin mayoría absoluta, se cargue el Plan Canarias y en particular avances como el incremento de la subvención al transporte de mercancías o el mantenimiento de las tasas aéreas reducidas. ¿Se imagina usted a un Gobierno del PP subiéndole a los canarios las tasas aéreas justo en el momento en que su sector turístico se recupera y empieza a sacar del paro a muchos canarios? Yo creo que eso sería un error estratégico y un disparate.

No imagino tampoco al Gobierno del PP suprimiendo los 23 millones de euros de fondos extras para nuestra agricultura o el dinero para nuestros planes de infraestructuras turísticas o los convenios de agua, carreteras y costas. Tengo la tranquilidad de que con la prórroga de los Presupuestos de 2011 todos los programas quedan igualmente prorrogados. Eso nos dará un margen de maniobra de un año para convencer al nuevo Gobierno de que todos esas iniciativas no son un privilegio para Canarias: son instrumentos esenciales para que las Islas salgan adelante.

– El portavoz de CiU, Duran i Lleida, confesó hace unos días que le habían ofrecido en varias ocasiones ser ministro. ¿A usted le han ofrecido alguna vez llevarla al Gobierno?

– Los nacionalistas canarios no vamos a Madrid para participar en el Gobierno, eso no tiene sentido. A lo que vamos a Madrid es a que Canarias sea asunto de Estado. Nunca entraríamos en un Gobierno de coalición en Madrid, no es el papel del nacionalismo canario el gobernar España, sino el que se gobierne bien y con justicia para Canarias.

– ¿Son las autonomías responsables del desastre de nuestras cuentas públicas?

– No. La crisis es general, europea y hasta mundial. Todo el mundo sabe que las autonomías han sufrido un problema de financiación en dos áreas en particular, como son la sanidad y la educación. Las autonomías han debido hacer frente con sus propios recursos a la mejora de estos dos servicios públicos. Cuando se fijó la financiación sanitaria, la población canaria rondaba el millón y medio de habitantes; ahora tenemos dos millones y la ampliación de esos servicios ha debido pagarla el Gobierno de Canarias. Sí es verdad que las comunidades han sido expansivas en el gasto durante la época de bonanza económica, pero en tiempos de crisis como los actuales, cuando las familias lo están pasando mal, con muchos de sus miembros en paro, los gobiernos deben ser ejemplarizantes en los cabildos, los ayuntamientos y la propia comunidad autónoma. Y ahora hay cosas de las que se debe prescindir. Por ejemplo: no todos los niños deben ir gratis a un colegio concertado puesto que hay familias que pueden permitirse pagar por ello. En este sentido, Canarias fue la primera comunidad en iniciar una etapa de ajustes en sanidad, en educación, en gasto corrientes, siempre en partidas que no pusieran en peligro las prestaciones. Eso ha permitido que Canarias afronte ahora su Presupuesto para 2012 sin la necesidad de recortar el 10 o el 15% de sus gastos en materia de educación o sanidad, como sí tendrán que hacer otras comunidades.

– Pero las autonomías han disparado también con pólvora del Rey para hacer populismo.

– Ya le digo que las comunidades fueron en gran medida expansivas en el gasto por la necesidad de cubrir sus demandas de servicios públicos. Era una época de bonanzas, pero ya no estamos en ese momento y hay que tomar decisiones. Y no han sido sólo las autonomías socialistas las que tiraron de esas medidas que usted llama populistas, lo hicieron también las autonomías del PP.

– ¿Cómo cree que nos irá a los canarios el próximo año, con ajustes públicos, inversión privada retenida, un nuevo Gobierno y los bancos cerrados a cal y canto al crédito?

– El año próximo será mucho más difícil que este, pero creo que en Canarias, si se siguen las políticas que se están aplicando en las Islas y el Gobierno del Estado mantiene sus compromisos, empezaremos a sacar cabeza, sobre todo si el turismo mantiene también sus buenas perspectivas para este invierno y las próximas temporadas. La creación de empleo seguirá mejorando en las Islas, con caídas del paro, pero seguimos en tasas inasumibles próximas al 30%, cuando la media nacional es del 20 y la europea del 10%. Nadie duda de que la economía canaria va a mejor, pero con ese dato social del paro inasumible.

– Se me hace difícil pensar que un Gobierno del PP acepte un nuevo Estatuto de Autonomía. El PP canario no lo considera una prioridad y hasta el señor Soria ironiza con esa demanda.

– En eso estoy muy tranquila porque en su momento firmamos un acuerdo para la reforma del Estatuto con el PP y el señor Soria. Hace dos años, en la Comisión Constitucional del Congreso, la señora Soraya Sáenz de Santamaría apoyó y firmó un acuerdo para la reforma pactado con CC. No tengo dudas de que saldrá ese Estatuto y si no sale tendrá que ser el PP el que explique por qué una reforma firmada por ellos era buena antes y no ahora. Recuerde que el PP apoyó el Estatuto andaluz.

– Ya, pero el PP nacional es también refractario a reabrir esa tarta de disputas competenciales y garantías de financiación mediante un Estatuto.

– En absoluto. Lo que pasa es que en esta legislatura se hicieron las reformas de todos los Estatutos y uno de los pocos que quedan por reformar es el canario. No hay ninguna tarta que reabrir en el Estado porque casi todas las autonomías han visto reformados sus estatutos. Creo que el nuestro saldrá sin problemas la próxima legislatura y de ese Estatuto lo más importante es el blindaje del REF. Quiero decir que nuestro REF no se pueda modificar sin el acuerdo del Parlamento de Canarias.

– ¿Le pareció bien cómo quedó resuelta la gobernabilidad canaria tras las elecciones autonómicas de mayo?

– Verá, tras las elecciones de mayo hubo un grito del señor Soria, como el del señor López Aguilar cuatro años atrás, que era: o soy yo el presidente o nada. Mientras ellos hacían eso, CC lo que buscaba era un Gobierno fuerte para Canarias sin condiciones previas. Y hemos llegado a un acuerdo con el PSOE que ha permitido un Gobierno muy estable en las Islas. El señor Soria, sin embargo, se ha puesto a decir que no estaba en condiciones de llegar a ese acuerdo.

Pero no ha habido un solo pacto en las Islas firmado por CC que no esté intervenido o presionado de una u otra forma por lo que ustedes hacían en las Cortes. ¿Pasaremos otros cuatro años mirando a Madrid?

– Son ámbitos totalmente distintos. Este pacto tiene la voluntad de llevarlo a los cuatro años y la voluntad de las dos fuerzas políticas que lo integran es esa..

– ¿Le gusta el Gobierno de Rivero?

– Hay gente muy preparada en este Gobierno. Sus consejeros han llegado al Ejecutivo no para aprender; es gente que llega muy aprendida.

– El señor Rivero tiene ante sí un mandato de cuatro años y ya serán ocho al frente del Gobierno al acabar la legislatura. ¿Se prepara usted para sucederle?

– El señor Rivero acaba de ser elegido y tiene mucha vida por delante como presidente de Canarias. Lo demás lo dejo para las especulaciones sin fundamento de los periodistas. Yo estoy encantada con mi tarea como diputada nacionalista en Madrid. Y cuando el señor Rivero se vaya o CC decida quitarlo, ya decidiremos en el proyecto nacionalistas cuál es la persona, ese día y a esa hora, mejor preparada para ser el candidato a la Presidencia y encabezar un Gobierno. Pero en este momento hay un consenso absoluto dentro de CC y de la sociedad canaria de que Paulino Rivero es el mejor presidente.

– ¿La alianza con Nueva Canarias irá más allá del 20-N?

– Esa alianza se para el 20 de noviembre. En este momento CC y Nueva Canarias no han iniciado un proceso de convergencia. Hemos acordado una alianza electoral para incrementar la presencia canaria en Madrid porque vienen tiempos muy difíciles para Canarias. Necesitamos esa alianza política porque Canarias presenta grandes debilidades y debe afrontar los próximos años desde una posición de fuerza en las Cortes. Otra cosa es que el contacto entre nosotros y Nueva Canarias, una vez superadas las diferencias personales, que están ya superadas, pues se cree un ambiente para sentarnos otra vez y ver qué posibilidades hay de una convergencia. Quizá con el tiempo podamos decir: sentémonos para explorar la convergencia en una sola fuerza política, pero en este momento es un acuerdo muy puntual y tampoco es intención de ambas fuerzas políticas de seguir más allá. Sólo pretendemos representar y defender los intereses de las Islas en Madrid.

– ¿Y no se corre el peligro de que sus compañeros de CC en Gran Canaria acaben por no votar la alianza para debilitar a Nueva Canarias, que es la que lidera la lista al Congreso?

– Para nada. Las diferencias han sido entre los líderes de ambas fuerzas políticas, no entre los votantes. Hace unos días, aquí en Gran Canaria, un taxista que me llevaba al Aeropuerto me dijo: ‘Menos mal que van ustedes juntos porque yo tenía el corazón partido y ahora no tengo dudas’. Creo que hay un votante nacionalista, con sentimiento nacionalista, que entiende que Canarias no puede estar de rodillas y que tiene que hablar de tú a tú con el Gobierno de Madrid. Lo otro son diferencias de líderes. Mire, hay quien no sabe quién de nosotros pertenece a CC o a Nueva Canarias. Hay sí gente que sabe que Román Rodríguez es de Nueva Canarias y Fernando Bañolas de CC pero los votantes nacionalistas no hacen distingos.

– ¿Qué reforma electoral en Canarias plantearía usted?

– Creo que hay que ir a una lista regional. Es muy importante que todos los canarios tengan una lista común a la que votar, por ejemplo, a su candidato a la Presidencia del Gobierno. De esto estoy convencida. Es importante que los canarios decidan con su voto quién quieren que sea su presidente. Creo que tenemos un déficit al no haber incorporado ya una lista regional a nuestro sistema electoral. Evidentemente esa lista es compatible con nuestras listas insulares porque Canarias no puede ser solo gobernada desde aquellas islas que tienen mayoría de población.

ORAMAS EN ESTILO DIRECTO

La portavoz nacionalista es sanguínea: si hay que destacar la figura de un líder caído, lo hace, y si hay que llorar a la vista de todos, también.

Ana Oramas (52 años, casada y con una hija) guarda decenas de imágenes imborrables de su larga trayectoria política, pero hay dos que el periodista retiene en su memoria: la primera la extrae del momento en el que la ex alcaldesa de La Laguna dejó el cargo por decisión propia para centrarse en su tarea de portavoz nacionalista en Madrid; la segunda corresponde a un embarullado debate en el Congreso, ante un presidente del Gobierno derrotado por la crisis y políticamente amortizado. Aquella diputada que había debutado apenas cuatro años antes presa de un estremecimiento escnénico, miró fijamente al jefe del Ejecutivo y le dijo: «Señor Zapatero, puede usted mirar de frente a la cara de los españoles».

Eso dicho en un país prácticamente intervenido por Europa después de que cargara el Presupuesto durante años de compromisos electorales vacuos, le cambió el semblante a la Cámara, a todas sus señorías, fueran del Gobierno o la oposición. Después de aquello pasaron semanas en las que la portavoz nacionalista fue lo mismo insultada por su atrevimiento como ensalzada tal que una Juana de Arco frente a las hordas de la derecha.

Había que ser valiente para dirigirse en esos términos al presidente que no pudo cumplir la más emocionante de las promesas oídas nunca en boca de un político en España: «No os fallaré».

En otra imagen se ve a Oramas abandonar su cargo como alcaldesa. Se despide entre lágrimas compartidas con sus colaboradores en el ayuntamiento y elogios de los grupos de oposición. Es la versión sensible e impresionable de esta dirigente nacionalista que actúa por puro convencimiento, nunca por oportunidad o conveniencia.

Así es Oramas, de naturaleza sanguínea y directa desde la primera a la última línea del discurso político. Es también una actitud humana: Si hay que destacar la figura de un líder, aunque esté caído, lo hará pese a quien pese, y si toca llorar aunque sea a la vista de todos, también. No debe extrañarle a quienes no la conozcan que la gente la quiera.

La candidata al Congreso por CC nació realmente a la política de la mano de ATI, la bestia negra del grancanarismo. Formó parte de aquella formidable escuela de jóvenes profesionales, excelentemente preparados, con la que el tinerfeñismo militante tomó las instituciones de la isla y más tarde las de la autonomía. Casi todos ellos, salvo alguna desviación pendiente del dictado de los jueces, gobiernan hoy Canarias o la representan en instituciones del Estado con el respeto de sus adversarios.

Como alcaldesa aprendió que la política es una tarea a tiempo completo. Tampoco tenía esta mujer otra forma de entenderla sabiendo como es ella. Al despacho de Oramas los vecinos acudían sin cita y sabían que serían recibidos.

En el Congreso, como portavoz nacionalista, siguió el curso que le habían señalado Mauricio o Paulino Rivero y que ha llevado a CC a ser considerada una fuerza política que contribuye a la articulación del Estado muy por encima de su modesta presencia en las Cortes. «Los canarios no votan nacionalista para que vayamos a Madrid a darnos piñas con todo el mundo», sentencia.

Fotografía: Andrés Cruz

 

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