En  momentos críticos como estos, la sociedad espera programas de actuaciones coherentes a corto, medio y largo plazo.

La continuas improvisaciones conducen al desconcierto y a la pérdida de tiempo  y de recursos: es difícil caminar en la buena dirección si cada quince días se está cambiando de rumbo, a golpe de ocurrencia.

Desde esa premisa ampliamente compartida por todos, esta semana Coalición Canaria planteó en el Congreso un Programa de Apoyo Integral  a la Industria Canaria, que logró suscitar la unanimidad de todos los diputados.

Con ese espíritu responsable que queremos mantener en todas nuestras actuaciones, planteamos una propuesta realista y asumible por todos, basada en el sentido común, que es el más aplastante de los argumentos para remover dificultades.

Porque no hace falta apelar a complejas teorías o a complicadas elucubraciones para que todos los diputados entiendan porqué en Canarias  no tienen apenas efecto las políticas industriales continentales. Y una vez entendido eso, cae por su propio peso  el convencimiento mutuo sobre el camino a seguir. Si renunciamos a la pelea por la pelea, que tanto esta enturbiando la vida política de este país, son posibles los acuerdos, los avances. Y la remontada que todos esperamos.

Por eso el Congreso aprobó por unanimidad nuestra propuesta: 18 puntos claros y precisos para que el sector industrial retome e incremente su pulso para crear el empleo que se está perdiendo irremisiblemente, sobre todo, en un sector de la construcción que nunca, nunca, llegara a tener la dimensión que ha tenido.

Citaré las más importantes. Pero advertiré antes que no siempre se refieren a la demanda de nuevos fondos en momentos en los que todo el mundo se apresta a economizar. El Programa de Reindustrialización de Canarias sí los requiere claramente con urgencia. Porque en solo un mes agotó sus recursos; prueba contundente de que en el sector industrial canario hay ganas y proyectos de crear empleo. Y sería muy triste perder esas oportunidades en estos momentos.

Hay otros puntos importantes que precisan solamente de una decidida voluntad política para que la industria sea lo que nunca ha podido llegar a ser, ahora que se han eliminado barreras para que las siete islas formemos un “mercado único canario”. Y ahora que se abren puentes hacia Africa.

Se trata de temas como el blindaje y continuidad de los instrumentos del Régimen Económico Fiscal (REF) relativos a la protección industrial. Si no se convierten en permanentes no atraeremos más inversión. Es obvio.

Se trata del mantenimiento de una modulación especial para Canarias de las políticas estatales en materia de promoción industrial hasta tanto la participación del sector y del empleo industrial en el PIB regional no supere el 75% de su equivalente en España, es otro de los puntos que no tiene porque representar mayores costes. No supone más que trasladar al ámbito español lo que ya la UE hace con sus siete regiones ultraperiféricas.

Se trata de adaptar  a la realidad específica del Archipiélago las convocatorias de ayudas a las que acceden en menor medida o no acceden las industrias canarias por su reducida escala.

Se trata de activar un plan especial de ayuda a la industria auxiliar de la construcción, que constituye el subsector más afectado por la crisis y con más dificultades para su reconversión.

Se trata de garantizar el plan de infraestructura ya programado, sin caer en los cantos de sirena  de un ecologismo de salón que asiste impasible a la escalada del paro en Canarias y bloquea de todas las formas posibles obras imprescindibles para el progresar

Se trata de garantizar el  suministro de energía en condiciones competitivas y de calidad, fomentando la diversificación energética insular, con la implantación efectiva del gas natural, una mayor participación de las energías alternativas y renovables y la adopción de criterios y cuotas específicas de energía fotovoltaica para Canarias.

Se trata de lograr el efectivo empleo en Canarias  de los fondos generados por la industria con destino a la recuperación y reciclaje de envases en un auténtico Sistema Integrado de Gestión de los Residuos Industriales de Canarias, que ahora no se dedican a la   generación de actividad propia en las islas. De es forma, esos recursos se quedarían en las islas para generar empresas y empleo dedicados al reciclaje

Y se trata, finalmente, de la adaptación de estas  medidas singulares a la doble insularidad que han de soportar las industrias localizadas en las islas no capitalinas, al objeto de garantizar el mantenimiento de un tejido productivo en ellas.

Yo estoy segura de que si todos los canarios nos unimos  alrededor de estos puntos de partida ya asumidos por el Congreso, será posible avanzar fuerte. Pero para ello es preciso que los que dicen aquí una cosa la mantengan en Madrid. O viceversa: que cuando un ministerio apueste por esas medidas no sean boicoteadas aquí por cálculos electoralistas. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

 

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