Cualquier persona que analice con cierto desapasionamiento lo ocurrido con la tramitación de los Presupuestos del Gobierno de Canarias para 2010 caerá en la cuenta de que el Partido Popular se ha instalado en un oportunismo lesivo para el interés general de Canarias.

Cuando todavía estaba en el Gobierno, presentó y se aprobó un proyecto presupuestario que ahora amenaza con no ratificar en el Parlamento sin ningún argumento de mínimo peso, por el capricho de trabar y paralizar la administración canaria. Si una actitud como esa es reprobable en cualquier circunstancia, en los momentos actuales refleja una irresponsabilidad  mayúscula, más propia de un partido antisistema.

 El Partido Popular sigue queriendo estar a un tiempo en el gobierno y en la oposición: plantea y aprueba una ley a la que luego ataca. No le importa arrastrar por el suelo los más elementales principios de la convivencia humana y política si con ello consigue crear problemas  a sus adversarios, en la alicorta creencia de que así conseguirá mejores resultados electorales.

Lo que en realidad está consiguiendo es ponerse en evidencia al no ser consecuente con sus propios actos. En la vida uno puede acertar o equivocarse; pero decir una cosa un día y al día siguiente la contraria es la mejor manera de perder cualquier credibilidad. Es la forma de demostrar que no hay un proyecto sólido y coherente para sacar adelante este país, sino un conjunto de estratagemas para ir posicionándose, en la creencia de que los ciudadanos tragan con todo.

Las expectativas electorales del Partido Popular en España no han crecido por sus propias e inexistentes propuestas, sino por los repetidos errores del PSOE. Ha esperado a que se agudizara su desgaste para demandar elecciones anticipadas, pero sigue sin visualizar una alternativa coherente, instalados simplemente en el “todo va mal”. Como en Canarias no pueden repetir esa misma estrategia, han iniciado la vía errática del “sí pero no y todo lo contrario”. Y así, ni va ni viene, ni permite ni impulsa, ni hace ni deja hacer. Busca el derrumbe, aunque nos sepulte a todos.

 

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