Si importante es que en mayo hayan dejado de estar en el paro 2.432 canarios, más lo es que en los últimos doce meses hayan salido del desempleo 11.575 ciudadanos en Canarias.

Solo cuatro comunidades autónomas llevan un año reduciendo su cifra de paro registrado. Y, entre ellas, Canarias es la que porcentualmente más ha avanzado. Se cumplen así los pronósticos de Paulino Rivero cuando afirmó hace ya tiempo que en el archipiélago nos adelantaríamos a la salida de la crisis, dado que también comenzamos a combatirla muy temprano.

Esos brotes verdes acabarán floreciendo realmente si todos nos aplicamos a la tarea, cada uno en la medida de sus posibilidades: siendo más eficientes, más competitivos y más capaces así de ganar mercados, aquí y en el exterior. Quedan por delante todavía tiempos muy duros. Porque la reducción presupuestaria de todas las administraciones (una vez recortada su capacidad de endeudamiento) no les va a permitir impulsar la inversión pública ni contratar con las empresas como en los años precedentes. Y eso constituye una limitación nueva a la que no nos enfrentábamos en 2009 y 2010.

A diferencia de la gran crisis que se produjo a finales de los años setenta y principios de los ochenta en España (cuando Canarias superó incluso sus actuales niveles de paro), en esta ocasión hemos contado ya con «amortiguadores» sociales para reducir el sufrimiento de muchos. Porque la etapa democrática y autonómica nos ha traído muchos avances: subsidios de desempleo más amplios y universales, la prestación canaria de inserción para las personas que no tienen nada; y el generoso esfuerzo de los servicios sociales municipales para sostener a las familias más desfavorecidas. La red sanitaria y los servicios educativos canarios han resuelto asimismo muchos problemas sociales.

Pero durante los dos próximos años el gasto público –tan esencial en el bienio anterior para evitar un auténtico derrumbe económico– no va a poder mantenerse en la misma medida. Porque pedir más dinero prestado no solo sería mucho más caro, sino que deterioraría la solvencia exterior de España hasta el punto de abocarnos a males más graves: lo que eufemísticamente se llama un «rescate» de la UE, pero que en realidad constituye una poda a hachazos de los servicios públicos.

Por eso es ahora a la iniciativa privada a la que le corresponde tomar el relevo. Pero, aun existiendo oportunidades de negocio, no lo hará hasta que no se restituyan los anteriores niveles de crédito bancario. Por eso son tan importantes las reformas en marcha.

No nos podemos permitir respiros ni interrupciones. Y cada uno debemos poner lo mejor de nosotros mismos. Como lo están haciendo –en muchos casos con la ayuda del Servicio Canario de Empleo– aquellos empresarios y autónomos que en los últimos meses han vuelto a contratar trabajadores y tiran del carro de Canarias, con ese espíritu emprendedor que no nos debe abandonar nunca. A todos ellos, gracias.

 

Leave a reply