La crisis se desplaza como un ciclón que arrasa con todo y que amenaza con dejar tras de sí un erial en nuestra economía. Un desierto sobre el que tendremos que levantar los cimientos para construir un nuevo sistema que nos permita ser más competitivos en futuros periodos de recesión económica. No será la primera vez que lo hagamos en Canarias. En nuestra historia existen ejemplos sobre cómo nuestros antepasados tuvieron que pasar página en periodos de crisis y apostar por la explotación de nuevos productos. Sin embargo, hay un principio que siempre se repite: siempre nos la hemos jugado a una sola carta, a un solo monocultivo. Y ese es un error sobre el que tenemos que tomar nota para no volver a tropezar con la misma piedra.
Hoy contamos con un sector turístico sin la capacidad suficiente para reducir la tasa del paro. Es incuestionable que se trata de la principal joya de nuestro encorsetado sistema económico, pero no cuenta con el vigor necesario para sostener exclusivamente sobre él nuestro futuro, especialmente tras las fallidas políticas impulsadas por el Gobierno del Estado, que han puesto contra las cuerdas la conectividad aérea y el futuro del turismo.
La construcción se sigue evaporando por la frenética reducción de la inversión pública y la caída mortal de las empresas privadas, mientras que nuestro sector primario trata de sobrevivir a contracorriente ya que nuestros productos más competitivos lo tienen cada vez más difícil para resistir en un mercado comunitario que ha abierto sus puertas a las importaciones procedentes de países en los que la mano de obra es más barata y ponen a la venta sus productos a precios irrisorios.
¿Cuáles son las opciones reales con las que contamos a nuestro alcance para ir sembrando la economía del futuro? Debemos seguir apostando por fortalecer nuestro sector turístico y mimar la agricultura, ganadería y pesca, pero la consecución de la musculatura que necesita nuestro sistema para subsistir con solvencia a futuras embestidas pasa por el impulso de una estrategia sin medias tintas que permita el desarrollo del sector industrial y el anhelado papel al que siempre hemos aspirado como plataforma comercial con los países de nuestro entorno geográfico.
El inevitable cambio del modelo productivo que tenemos que encauzar cuanto antes pasa necesariamente por aportar un creciente protagonismo al tejido industrial que, en el caso de Canarias, apenas representa el 4,1% de nuestro PIB. Un porcentaje que nos sitúa a la cola de las Comunidades Autónomas y que debemos corregir para que este sector contribuya de manera consistente a nuestro crecimiento, a nuestra recuperación económica.
Es necesario que para ello exista una política industrial con unos objetivos bien definidos –de la que ahora mismo carece el Ministerio de Industria- y con una estrategia global que contribuya a que este sector gane peso específico y contribuya a equilibrar un sistema que, en estos momentos, se sustenta fundamentalmente en el monocultivo del turismo.
Ante la ausencia de respuestas eficaces por parte del Gobierno del Estado, en la pasada legislatura intentamos, en estrecha colaboración con el sector, convencer al Ministerio de Industria para que contribuyese a la conformación progresiva de un mercado industrial único canario. Una iniciativa que retomaremos en el Congreso ante la inexistencia de una estrategia que aporte los instrumentos que se necesitan para, entre otros asuntos, impulsar la mayor conectividad con Europa y Africa, y abrir unas posibilidades reales a la industria y a la logística canaria.
Revitalizar la industria canaria es uno de los retos más importantes de los próximos años, en el que han de implicarse conjuntamente los Ministerios de Industria y de Economía y Hacienda con las administraciones canarias, con una serie de medidas que sirvan para implementar la Estrategia Industrial para Canarias aprobada por unanimidad en el Parlamento Canario en mayo de 2009.
La hoja de ruta que propondremos en la Cámara Baja contempla que se adopte, sin más dilación, un conjunto de medidas efectivas para que uno de los objetivos concretos de la Estrategia Integral Para Canarias –“potenciar el sector industrial para que alcance el 10% del PIB” – pueda ser un hecho a lo largo de esta misma década y no se mantenga la tendencia contraria de los últimos años.
Las acciones aisladas no son suficientes y, por tanto, plantearemos que el programa contemple tanto medidas de carácter permanente como iniciativas de carácter temporal que se mantengan hasta el momento en que el volumen de creación de riqueza y empleo industrial en Canarias alcance al menos tres cuartas partes de la media del Estado.
Otro capítulo es la consolidación de las disposiciones derivadas del Régimen Económico Fiscal de Canarias relativas a la protección y estímulo del sector industrial. Disposiciones que se refieren a la compensación al transporte de mercancías, el Régimen Especial de Abastecimiento (REA), el Arbitrio sobre Importaciones y Entregas de Mercancías en las Canarias (AIEM). Esos mecanismos de protección deben tener un carácter permanente, dado que las desventajas estructurales de Canarias son indefinidas, a fin de que estimulen más decididamente la inversión en el sector industrial. Específicamente, se hace necesario mejorar las condiciones limitativas impuestas a las nuevas inversiones industriales en el marco legal definido por la Zona Especial Canaria (ZEC).
El documento que estamos elaborando y que registraremos la próxima semana traza una amplia agenda de propuestas, entre las que se incluye también el Programa Especial de Reindustrialización de Canarias, la adopción por parte de la UE de una línea específica industrial para las Regiones Ultraperiféricas (RUP), la activación de un plan especial de ayuda a la industria auxiliar de la construcción, la focalización de las ayudas a la exportación a Africa para los sectores productivos canarios con capacidad exportadora, la creación de una línea ICO específica para la industria canaria, la mejora las compensaciones al transporte de mercancías con origen o destino Canarias o, por ejemplo, el desarrollo de infraestructuras de conectividad y accesibilidad mediante la mejora de los diferentes modos de transporte.
Existe, por otra parte, un proyecto estratégico que está impulsado el sector destinado a la recuperación de envases a través de un Sistema Integrado de Gestión de los Residuos industriales en Canarias, que permite el desarrollo de nuevas actividades de reciclaje de las empresas. Un proyecto que es clave para generar empleo y para favorecer la introducción de la sostenibilidad en todo el modelo productivo.
La economía del futuro pasa por adoptar un mayor peso específico a la industria pero, además, requiere que impulsemos el papel de las energías renovables, la internacionalización de nuestra economía en nuestro propio escenario geográfico, el desarrollo de la I+D+i, el avance en la cualificación de nuestro sector turístico, la conectividad aérea, la protección de nuestro sector primario, etcétera. Apostar por otro camino, en el que se reduzca el número de actores que generen economía, nos abocaría tarde o temprano a un nuevo fracaso.
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