La permanente lluvia de datos negativos sobre el futuro económico se ha visto atemperada esta semana por la toma de posesión de Barak Obama como presidente de EE.UU.

Durante unas horas, desde todo el mundo se estuvo pendiente de su primer mensaje, de su primer discurso , con la ávido deseo de encontrar claves y señales que afiancen la esperanza en una más rápida recuperación. No nos basta saber que  se saldrá del tunel. Es preciso atisbar siquiera la luz de su final para que las nuevas energías se activen y volvamos a la senda del crecimiento y bienestar.

Obama no inventó nada nuevo; pero proyectó hacia el futuro la recuperación de los mejores valores americanos, los que le convirtieron un día en un país prospero y líder mundial. “Los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo – son algo viejo…. Lo que se necesita es volver a esas verdades”, dijo.

Hablaba para los americanos pero lo hacía también para todo el mundo. Son apelaciones que parecen obvias, pero que en realidad han sido abandonadas en los últimos años  allá donde el rápido crecimiento ha hecho olvidar que, más tarde o más temprano, se desinfla si no mantenemos la creatividad, la iniciativa, el esfuerzo, la honradez y la solidaridad. Cuando la especulación, los pelotazos, el individualismo, la picaresca o la simple vagancia se adueñan del escenario no es extraño que el castillo  del bienestar se desmorone ante el primer vendaval.

Volver a los viejos principios es necesario pero no es suficiente; porque es  preciso demostrarlo con hechos:  trabajar con intensidad en todos los ámbitos, emprender de nuevo, activar el dinero ocioso para nuevas iniciativas. Y lo es más cuanto más se oscurece el panorama.  La Unión Europea vino esta semana a ennegrecer más las ya malas previsiones del Gobierno español para el futuro. No solo anunció  que el paro en España llegará al 19% a final de año (el mayor de toda Europa), sino que también predijo que en nuestro país se seguirá reduciendo la riqueza producida (PIB)  en 2010, algo que hasta ahora nadie aseguraba.

Nunca se crea empleo cuando el PIB no crece. En Canarias la situación es más frágil todavía, tanto por nuestras más elevadas tasas de paro como por el hecho de nuestra mayor dependencia del sector de la construcción, el más afectado por la crisis y el que más tardará en normalizar su situación.

En esta  tesitura, confiar solo en el despegue de la economía internacional o de la española  para salir de la crisis no solo no es insuficiente, puede ser adormecedor. La crisis llegó  de fuera, pero la reactivación nos toca a los propios canarios. Y no solo exigiendo los fondos estatales a los que tenemos derecho en función de nuestra población de nuestro paro. También, y sobre todo, empleando cada euro invertible con la máxima inteligencia, especialmente en aquellas actividades capaces de impulsar la creación de actividad económica y de empleo.

Llevamos años sumidos en las falsas  y paralizantes creencias sobre los efectos de las grandes obras públicas que hacen fuerte y productiva a una sociedad. Se ha generado una cierta desconfianza sobre los aportes dinamizadores del turismo, como si se tratara de una industria siderometalúrgica o química. Se ha extendido la cultura de la sospecha y aun de la culpa, animando a la inactividad; porque el que no hace nada no puede ser culpado de nada. Y se mantiene un clima político crispado y destructivo, que es preciso superar para devolver ilusión y confianza a la sociedad.

Los propósitos y las iniciativas de unidad de acción de Obama son buenas pautas para aplicar también en España y en Canarias. Me gustaría que, desde el liderazgo mundial  que es capaz de ejercer, se contagiasen a todos, en todos los niveles. Vienen años de penurias que serán menos y más cortos si somos capaces de afrontarlos con la unidad y el sacrificio necesario en los momentos difíciles. Nadie debería diluir su propia responsabilidad en la de todos o en la de otros. Y todos debiéramos acercarnos más para superar estos duros tiempos.

 

Leave a reply