El Consejo de Ministros ha dado un paso adelante en el compromiso expresado por el Gobierno en el Congreso de celebrar una sesión en Canarias  y de presentar una estrategia integral para el Archipiélago.Lo ha hecho en coherencia con la reclamación que Coalición Canaria hizo en el Parlamento: atender de forma específica a los especiales y más graves efectos de la crisis económica en Canarias.

Hoy viernes, en las horas siguientes a ese Consejo, es difícil hacer una valoración precisa de sus resultados; al menos hasta que pueda analizarse con detenimiento el documento de los acuerdos y,  sobre todo, el nivel de compromisos que sean trasladados al proyecto de Ley de Presupuestos de 2010, que ahora se tramita en el Congreso.

Algunas de esas medidas figuran ya en él; pero la mayoría no tienen todavía una concreción en el ámbito estríctamente normativo. Y para llegar a los 10.000 millones de euros anunciados para los primeros cuatro años será preciso mejorar la presencia de Canarias en los presupuestos de 2010.

En cualquier caso, del análisis de su primera página ya puede extraerse una conclusión importante, plenamente confirmada en el resto. No estamos ante un “Plan Canarias” como se había reiteradamente anunciado. Lo aprobado es la “Estrategia Integral para la Comunidad Autónoma de Canarias”. Una estrategia que apunta buenos caminos, pero que no tiene la fuerza normativa ni el detalle financiero de un plan. Es, por lo tanto, algo más ambiguo y flexible, que exigirá continuas y trabajosas negociaciones para llevarlo a la práctica.

La labor que corresponde a los diputados y senadores de Coalición Canaria es un adecuado y riguroso seguimiento parlamentario para que la lluvia de proyectos anunciados tenga una concreción financiera de la que ahora carece y, sobre todo, sean gastos bien ejecutados. Es decir, sean inversiones bien coordinadas  con el Gobierno de Canarias y los Cabildos, los que mejor conocen las necesidades y soluciones de nuestra tierra.

En esencia, lo que cuenta es la voluntad expresada para el corto y medio plazo (10.000 millones en lo próximos cuatro años); porque los 25.000 meuros anunciados a diez años no es una cifra ni larga ni corta hasta que no se plasme en convenios o en programas de inversión concretos.

El presidente de Gobierno de Canarias ha expresado su propósito de seguir trabajando con el Gobierno de España para que esa “voluntad política” de Rodríguez Zapatero se concrete en los hechos, vaya más allá de los anuncios globales. Paulino Rivero  ejerce así un difícil equilibrio de responsabilidad y de firmeza, coherente con el pacto social firmado con los agentes sociales de Canarias  y con los acuerdos alcanzados con cabildos insulares y ayuntamientos. Sobre él pivotan las actuaciones de las cuatro administraciones para salir de la crisis . Y por ello ha afirmado que los acuerdos del Consejo de Ministros de Canarias son un “punto y seguido” en el largo  camino  que hemos de recorrer  para equipararnos  a las medias de bienestar española y europea. Tantos ceros en las cifras manejadas pueden dar una visión engañosa.

El presidente Zapatero afirmó finalmente que el fin último del Plan es lograr que  el índice de paro canario sea semejante al español en 2020. A mi entender es un plazo demasiado largo. Y da una idea del carácter perfectible de la estrategia presentada el pasado viernes.

Las negociaciones que ahora se abren para la reforma del REF son otro de los caminos para reorientar el modelo económico canario hacia actividades que consoliden lo que tenemos y que, asimismo, abran nuevas oportunidades de creación de empleo. El REF debe mejorar los estímulos a la  creación de puestos de trabajo y de valor. Reinventarlo ha de ser todo un ejercicio de creatividad y de responsabilidad.

En las próximas semanas nos queda un intenso trabajo para trasladar estos anuncios globales del Gobierno al proyecto de Presupuestos del Estado. Esa, sin duda, va a ser la primera piedra de toque para valorar si la decidida voluntad política anunciada por el Gobierno Zapatero quiere o no llevarse a la práctica en el año 2010. Ese será el mejor indicativo de lo que podemos esperar en los años siguientes.

 

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