Permítanme hoy la licencia de comenzar con una pregunta: cuando Zapatero y Rajoy han venido estos días a Canarias a mitinear unas horas ¿les han oído la más mínima referencia a lo que fue para Canarias el “tema estrella” en el Congreso de los Diputados la semana pasada? ¿Una línea siquiera? ¿Algo?

Los dos grandes partidos, por expresa instrucción de sus líderes, rechazaron  al alimón una propuesta plenamente constitucional que ampliaba las capacidades de autogobierno de Canarias, como las han ampliado en los tres últimos años seis comunidades autónomas (Cataluña, Valencia, Andalucía, Aragón, Baleares y Castilla-León). Rechazaban la Ley de Transferencias Complementarias a Canarias (LOTRACA), surgida del Parlamento Canario en 2006 con el inicial apoyo de CC y PSOE, al que luego se sumó el PP.

Y ese inaudito e inexplicado rechazo lo hacían  con dos escenas absolutamente extrañas a la lógica parlamentaria.

La primera es que los dos partidos votaban en solitario con el rechazo frontal de los otros nueve partidos presentes en la Cámara. Y la segunda es que dos parlamentarios canarios del PSC-PSOE subían a la tribuna: uno para defender la idoneidad de la propuesta y otro para todo lo contrario.

Mi compañero José Luis Perestelo había reconocido en su turno de defensa el valor y buena fe de los parlamentarios socialistas que en Canarias impulsaron la LOTRACA. Pero no podíamos esperar -y me da pena – que fuera José Segura el que asumiera el papel de justificar el voto negativo de su grupo parlamentario a una norma que él mismo considera buena para Canarias.

PSOE y PP desnaturalizaron complemente la propuesta de Estatuto que mandó Canarias. Y ahora han despachado con cajas destempladas una más corta iniciativa de reforzamiento competencial. Un proyecto de norma que es de absoluto sentido común y que, más tarde o más temprano, saldrá adelante. Porque, frente a la mezquindad demostrada por PSOE y PP, Coalición Canaria batallará por ella hasta que se consiga.

La  LOTRACA, resumidamente, es un proyecto de ley muy corto, pero de una radical trascendencia. Responde a una vieja aspiración de Canarias como es la participación en la gestión de sus aeropuertos (ya la tenemos parcialmente en los puertos), en la zona marítimo-terrestre, en la Sanidad Exterior, en el desarrollo normativo de nuestro REF, en el espacio radioeléctrico y las telecomunicaciones y  en el control de las autorizaciones de residencia y trabajo a extranjeros no comunitarios.

Todo eso vale casi tanto como cada una de las reformas de los últimos seis estatutos de autonomía reformados. Pero, curiosamente, PP y PSOE, a la greña en todo y por todo, han encontrado un punto de coincidencia para dar un portazo a las aspiraciones unánimes del Parlamento de Canarias, a la legítima representación de todos los canarios.

¿No merecía eso una mínima explicación en las visitas a Canarias de Rajoy y Zapatero? Cuando en la vida corriente alguien nos niega una cosa, lo podemos aceptar de mejor o peor grado en función de las explicaciones que nos dé. Cuando no da ninguna, bien sabemos que su negativa es caprichosa e interesada.

Lo ocurrido reafirma una convicción ya muy asentada. Una a una, en cada sesión parlamentaria del Congreso de los Diputados, se agudiza mi convicción de la necesidad de Coalición Canaria tanto en el Parlamento Español como en el Parlamento Europeo. En unos casos, para corregir desenfoques que no tienen en cuenta la insularidad y la lejanía, porque legislan para territorios continentales. En otros, cuando esto no es posible, para denunciar atropellos y portazos como el descrito. Porque denuncia a denuncia, la razón se abre paso. Más tarde o más temprano.

Por esta razón es tan importante que Claudina Morales, una luchadora infatigable, lleve el nombre de Coalición Canaria y de Canarias al Parlamento Europeo  dentro de “Coalición por Europa”, donde nos unimos los nacionalistas moderados. Es importante que en Estrasburgo oigan a la voz más meridional de Europa.

 

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