El nuevo y sexto paquete de medidas económicas contra la crisis presentado por el Gobierno español es el primero que realmente aporta recursos para reactivar la economía real, con una inversión urgente de 11.000 millones de euros.De esa cantidad, dos tercios se destinarán a los ayuntamientos para obras urgentes con trabajadores en paro. Así lo habíamos reclamado al vicepresidente Solbes en la Comisión de Economía del Congreso.

El anuncio en sí es bueno para el conjunto del país y por eso lo hemos apoyado en el Congreso; pero debemos permanecer muy vigilantes para que  en este reparto de oxígeno económico Canarias reciba lo que merece, no solo por su población sino también por su más elevada tasa de paro. De lo contrario su alcance y efectos serán muy limitados.

El presidente Rodríguez  Zapatero anunció que el fondo municipal de 8.000 millones de euros se repartirá en función de la población. Pero es necesario atender también al criterio del paro si realmente se desea -como se anuncia – atajar su escalada vertiginosa, sobre todo en los territorios donde más está golpeando: Andalucía y Canarias.

De no ser así, no se contribuirá a reducir una peligrosa brecha entre las dos comunidades más meridionales del país y el resto. De lo contrario, la esperada salida de la crisis se producirá a dos velocidades y no podemos ni debemos quedarnos atrás. Las federaciones de municipios de Canarias y Andalucía habrán de conjuntar sus esfuerzos para que en el desarrollo de esas medidas se reconozca a ambas regiones su mayor dificultad para llevar sus índices de paro a niveles reducidos.

Se da la circunstancia añadida además de que Canarias no podrá beneficiarse del importante paquete de más de 800 millones de euros destinado al sector de la automoción, ya que no tenemos ninguna fábrica de ese tipo. Nuestra reducida industria no contará con medidas específicas. Por eso, en estas difíciles circunstancias, se hace más necesario que nunca que lso canarios, siempre que sea posible,  consumamos productos elaborados en Canarias, para que se pueda mantener el empleo  en el sector, que además es el más cualificado.

Y allá donde sí podíamos captar fondos para salir del bache y preparar mejor nuestro futuro – en las renovación turística de nuestra planta alojativa – no se han aportado ayudas directas o recursos a los escasos ya aprobados hace unos días: 400 millones de euros para todo el país en forma de préstamos a bajo interés.

La combinación de las bajadas del precio del petróleo, de la inflacción, del euribor y del precio de las hipotecas a partir de este  mes, son señales esperanzadoras, pero todavía muy insuficientes. Entre otras razones porque el sector mundial que arrastró a todos a la crisis en un primer momento, el bancario, no está respondiendo responsablemente a la altura de las circunstancias, tampoco en España, abriendo de nuevo el crédito a las empresas y familias. Y ello a pesar de los avales e inyecciones de liquidez que están recibiendo de los gobiernos y del Banco Central Europeo constituyen la mayor operación de apoyo de la historia  a un sector que, en el caso español, ni siquiera estaba en pérdidas.

La amenaza de colapso financiero convirtió a la mayoría de los gobiernos desarrollados del mundo en rehenes del sistema bancario mundial, que aportaron generosamente su rescate, sin que hasta ahora su ciudadanía reciba las adecuadas contrapartidas.

En ese escenario, esta nueva aportación de dinero público a los sectores productivos, en base al endeudamiento de todos, reactivará en una pequeña parte la actividad y en empleo en todos los rincones del país. Pero sólo una progresiva recuperación la confianza general relanzará a una máquina que se ha parado y que está al borde de precipitarse por una depresión.

En estas circunstancias, la necesidad de aparcar las diferencias y de que instituciones públicas y privadas aunen esfuerzos para sacar el mayor partido posible a los siempre escasos recursos se hace muy necesaria. Porque los niveles de paro se están haciendo críticos. En ese combate hemos de fijar toda nuestra atención y nuestro esfuerzo.

No basta ya con hacer  las  cosas. Hay que hacerlas muy bien para que la tranquilidad retorne a tantos miles de familias que han perdido trabajos imprescindibles para mantener mínimamente su hogar cuando el subsidio se les acabe el próximo año.

 

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