Afrontamos en los próximos días la fase final de las largas negociaciones mantenidas para revisar el modelo de financiación autonómica, una asignatura que no logró cerrar/aprobar el Gobierno Zapatero en la pasada legislatura. Este será un acuerdo que va a condicionar mucho la capacidad de las comunidades autónomas para atacar la crisis económica. En los ocho últimos  años los gobiernos autonómicos han ido asumiendo  más y más servicios a los ciudadanos. Y, en el caso de Canarias y de las comunidades con alto crecimiento poblacional, se ha ido reduciendo la financiación estatal por habitante. Han sido absurdas e injustas las reiteradas negativas de los gobiernos del PP y del PSOE a establecer un sistema que actualice de forma automática los crecimientos demográficos y responda así a un mínimo criterio de justicia y equidad.

Si a Canarias se le hubieran actualizado año a año las cantidades en función de la población no hubiéramos precisado de ningún cambio de modelo. Porque negociamos bien en 2001. Y ha sido la tozudez mantenida por el Estado a la hora de congelar el criterio de población la que, con el paso de los años, ha ido agravando la injusticia con Canarias.

De nuevo apreciamos otro hecho que pone de relevancia la necesidad de una fuerza canaria  que -como ocurrió en el año 2001 – haga valer los intereses de esta tierra a la hora de repartir los fondos estatales. No hay más que ver  que nosotros lo logramos en 2001, lo habían logrado los vascos en su sistema de Concierto y ahora todo apunta a que los catalanes van a salir reforzados.

Y no hay que olvidar que, a diferencia de cualquier otra región, el modelo de financiación de Canarias pivota sobre dos bases: la que ahora está en discusión con las 17 comunidades autónomas;  y las dos leyes que configuran el Régimen Económico Fiscal de Canarias (REF), nuestra singular norma diferencial sin la que la vida en Canarias sería muy diferente y peor a la que conocemos.  Todo eso está ahora puesto en cuestión.

De cómo se cierren ambos procesos va a depender en gran medida la capacidad de Canarias para salir de la crisis. Porque en el modelo de economía mixta  que se da en Europa el peso de sector público es fundamental para relanzar la actividad, por mucho que sea el sector privado el único capaz de crear los millones de empleos que necesitamos.

Estamos, por lo tanto, ante cuestiones que requieren la unidad de todos los canarios. De otra forma podemos salir malparados en el nuevo reparto. También es fundamental que a la hora de concretar los próximos Presupuestos Generales del Estado alcancemos de una vez en Canarias la media nacional de inversión por habitante, que constituye el más grave y reiterado incumplimiento del REF. De haberse alcanzado desde hace años, hoy la crisis económica sería menor. En este punto, también es preciso destacar que no podemos continuar con grandes inversiones paralizadas durante años y años  cuando nuestro índice de paro alcanza ya el 27%.

En el conjunto de las comunidades autónomas hay una lógica desconfianza sobre la financiación autonómica porque existen pocas dudas sobre la necesidad del Gobierno Socialista  de mejorar los números de Cataluña por motivos estrictamente políticos, para sacarse la espina del recorte estatutario que al final practicó a un proyecto de Estatuto que había sido elevado por los propios socialistas catalanes.

Habremos de estar atentos al sprint final de la negociación, porque en este tipo de juegos de toma y daca es en los minutos finales  donde se dibuja el 90% del resultado.

 

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