En pocos semanas de esta legislatura se ha puesto tanto en evidencia a quienes tienen un proyecto para Canarias, por una parte, y a quienes no saben salir de un discurso monocorde, reiterativo y descalificante de su adversario, como única aportación al debate y a la gestión pública.

No me iré más allá de este párrafo en el comentario de la incomprensible y desmesurada actitud de Juan Fernando López Aguilar  con CC y con todas las fuerzas políticas que no se sometan a su capricho mesiánico. E incluyo entre ellas a los propios sectores del PSOE  que contemplan hasta ahora atónitos cómo su distante secretario general derrocha el capital político acumulado, deteriora las relaciones entre partidos y los propios apoyos del Gobierno central, no aporta propuestas, e incluso alienta en Canarias la oposición a las obras que el Ministerio de Fomento respalda o cofinancia en materia de puertos o carreteras. Verlo y no creerlo.

Pero este líder socialista  es cada vez más, por  méritos propios, una anécdota -disonante, fugaz y  ruidosa, pero anécdota – en el panorama político y social de Canarias, que es lo que nos preocupa a todos y en el que quiero centrarme.

En esta semana ha puesto de manifiesto la existencia de  un proyecto de Coalición Canaria  para atajar esa crisis que tanto está deteriorando a las economías familiares. Un proyecto que el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, expresó claramente  en el Debate de la Nacionalidad, con propuestas concretas, unánimemente aceptadas, que  van a la raíz de la crisis: La financiación de las pymes canarias, las más capaces de crear empleo  y nuevos programas de vivienda para los colectivos sociales menos pudientes, así como otra serie de medidas que van a dinamizar la economía.

Todos sabemos que ni Canarias ni ninguna otra región puede salir por sí misma de la crisis. Y que su diferencial de desempleo  le hace acreedora de medidas diferentes por parte del Estado. En la estrategia conjunta de Coalición Canaria, el Ejecutivo canario ha movido todos sus recursos disponibles hacia los objetivos más sociales. Y el Grupo Canario en Madrid  se ha preocupado de que las medidas del Estado sean concordantes con las nuevas políticas del Gobierno de Canarias.

Juntos, podemos. Solos, no. En esas escuetas cuatro palabras se resume el mensaje lanzado y repetido una y otra vez en estos días tanto a los vicepresidentes De la Vega y Solbes como al propio Rodríguez  Zapatero, la próxima semana.

 No reclamamos por capricho, ni sin fundamento. Tal es así  que en esos tiempos convulsos  que vivimos, Coalición Canaria logró la unanimidad del Congreso (con solo dos abstenciones)  para un paquete de 18 medidas  que han de de ser desarrolladas conjuntamente por los gobiernos central y autonómico. Y que se dirigen principalmente a atajar las grietas de nuestro sector turístico y la auténtica depresión por la que atraviesa la construcción. Y también a preparar a Canarias para que salga de esta crisis más fortalecida  para competir en un mundo cada día más difícil.

Las principales razones que hacen totalmente necesaria  la adopción de una serie de medidas específicas en Canarias parten de una constatación archidemostrada: los sucesivos paquetes de medidas económicas  aprobados en los últimos meses por el Gobierno Central no pueden  tener los mismos efectos positivos en un territorio continental que en un archipiélago alejado. Con una tasa de paro siete puntos superior a la media nacional y una estructura del tejido productivo fuertemente concentrada en los subsectores de la construcción y el turismo, necesitábamos medidas que les afecten a ellos sobre todo.

Hasta ahora las que habían aprobado las Cortes y el Gobierno se referían casi exclusivamente a los sectores industrial y tecnológico, sin posible  absorción por al economía canaria, cuya destrucción del tejido laboral puede agudizarse en los próximos meses  si no nos ponemos manos a la obra todos, conjuntamente.

Medidas especiales de promoción turística  como las aprobadas por el Congreso; más crédito para la rehabilitación turística en espacios públicos y privados, dinamización de los programas de obras pública; revisión y ampliación de los ya existentes en materia de carreteras, playas y costas; abaratamiento de las operaciones aeroportuarias y portuarias y otra serie de medidas pueden ayudar a detener la crisis y a sentar las bases de la recuperación. Que no nos regalara nadie, como no la regalaron a nuestro padres y abuelos en el pasado, cuando tuvieron que afrontar los momentos más difíciles.

A diferencia de entonces, cuando vivíamos bajo el tutelaje gubernativo, hoy hay un proyecto en Canarias que vive, piensa, proyecta, trabaja y ejecuta en  canario. Es decir, con soluciones propias a problemas diferentes. Acumular energía detrás de ese proyecto es lo que importa. Cada uno, todos, tenemos algo de ella. Si la conjuntamos bien, trabajamos y nos empeñamos en ello, esa energía nos llevará hasta donde nos propongamos.

 

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