Los datos del paro estimado han vuelto a sacudir  el ánimo de cuantos esperan señales de recuperación que reactiven de nuevo  economía. Que despierten el consumo, la producción de bienes y servicios y, la postre, el empleo.

En el último trimestre de un año socialmente devastador, el desempleo canario ha crecido a un ritmo semejante al español. Aunque las pérdidas de puestos de trabajo son aquí inferiores, asistimos a un fenómeno nuevo respecto al resto del país: Se siguen reduciendo empleos  pero, a un tiempo, son muchos más los que se incorporan a la búsqueda de trabajo. Y son sobre todo mujeres: nueve de cada diez nuevos buscadores de empleo en Canarias son mujeres.

Es un fenómeno típico de las crisis profundas, que obligan a todos los miembros de la familia a buscar ocupación. Ese fenómeno se da en mayor medida en Canarias porque también estamos a la cabeza de los hogares españoles donde todos sus miembros  están en paro: un 15% frente al 9,5% del conjunto de España. Unas cifras que van a ser dramáticas a medida que se agotan los subsidios de la Seguridad Social y unos ayuntamientos económicamente exhaustos toman el relevo en la ayuda social.

Canarias puede sentir más rápidamente los indicios de recuperación europeos (reflejados también en el repunte turístico que se atisba), pero la gravedad de nuestro deteriorado mercado laboral es muy acusada. Y, como tenemos cada vez menos margen para el endeudamiento, procede que se agilicen al máximo todos lo instrumentos comprometidos en los últimos Presupuestos Generales del Estado, especialmente los tres planes de empleo que pactó Coalición Canaria.

El Estado ha de activar cuanto antes los convenios que permitan su desarrollo, porque no es lo mismo aplicarlos ahora que en el cuarto trimestre del año, como ha ocurrido a veces.

Es fundamental detener ya el recorte de puestos de trabajo mantenido, trimestre a trimestre, durante los dos últimos años, para salir de una vez de una espiral que se retroalimenta sin cesar. Es el paso indispensable para que se recupere la confianza, el consumo, el crédito y la inversión que vuelva a relanzarnos. Porque las iniciativas públicas deben cebar de nuevo los motores; pero el arranque verdadero no se producirá hasta que el sector privado cree nuevos empleos.

Por ello constituye una irresponsabilidad que, después de un año de negociaciones, los agentes sociales no hayan llegado todavía a un pacto social en España. Lo único que han conseguido en sus tiras y aflojas es contagiar al Gobierno su indecisión y posponer mes tras mes las medidas que saquen al país del enorme agujero en el que está sumido.

Por si esto fuera poco, los dos principales partidos han hechos escasos esfuerzos por alcanzar grandes acuerdos en materia económica, como los que se adoptaron en el pasado ante crisis profundas que amenazaban con dilatarse. Sus cálculos electorales frenan un auténtico compromiso. Desde Coalición Canaria les hemos emplazado en varias ocasiones a ello, siendo conscientes de que, en momentos como los actuales, hemos de aparcar las posiciones maximalistas  de cada uno.

Lejos de hacernos caso, algunos han contestado con reproches a la actitud colaboradora de Coalición Canaria.  Son momentos para estar unidos y buscar las coincidencias. Y no para luchas partidistas y descalificadoras que no aportan ninguna salida.

 

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