La última Cumbre europea ha vuelto a recordar  que en su frontera sur existe África. Y todo a cuenta de la crisis libia y de la cierta vergüenza que los países occidentales sienten por haber amparado, y a veces alentado, a personajes como Gadafi. Pero olvidaron su frontera atlántica frente a Canarias.En paralelo a las acciones militares,  los jefes de gobierno europeo decidieron ampliar su programa de cooperación con aquellos países africanos fronterizos que den pasos reales hacia una democracia efectiva. Así lo contó esta semana en el Congreso el presidente Rodríguez Zapatero.

Lo que desde Coalición Canaria le reprochamos en la tribuna fue otro de  los olvidos habituales cuando se habla de política exterior en la UE. Porque los cabezas de Gobierno (y más lamentablemente los de España y Portugal)  se olvidaron de que los países fronterizos con Europa no son sólo los de la cuenca mediterránea. Se olvidaron de que también existe una frontera atlántica frente a Canarias y Madeira. Y se olvidaron porque, aparte de  muy floja, la política exterior europea en África es la historia de una continua improvisación.

El Consejo Europeo ha vuelto a demostrar que solo se acuerda de Santa Bárbara  cuando truena.Si a Hispanoamérica se la consideró durante mucho tiempo el patio trasero de EE.UU, donde se admitía cualquier tipo de gobernanza (democrática o autoritaria)  siempre que no perjudicara el tráfico comercial del Imperio, lo que ahora se ha venido a demostrar es que las excolonias norteafricanas han sido durante décadas el patio trasero de Europa. Un espacio donde cínicamente  estábamos dispuestos a transigir con cualquier cosa en aras de una engañosa estabilidad frente a los regímenes religiosos más radicales.

Y frente a todo ello,  ahora el Consejo Europeo improvisó de nuevo una nueva estrategia; lo mismo que la “coalición de voluntarios” improvisó una intervención militar. El punto 24 de las  Conclusiones del Consejo  recoge una serie de medidas más allá de las contempladas para Libia, pero que afectan solo a los países del área meridional del Mediterraneo.

De nuevo, volvieron a olvidar  que Europa también tiene una fronteras atlánticas con África del Norte, que va más allá de Marruecos, que alcanzan  al menos a Mauritania y Senegal.

Le volví a recordar a Rodríguez Zapatero que  Europa no acaba en el Peñón de Gibraltar y que debe dejar constancia de ello en las Cumbres Europeas y en sus conclusiones. España y Portugal están obligadas a no descuidar la vertiente atlántica  en las decisiones  de la UE sobre la cooperación con África.  Y solo así, a base de insistir e insistir, lograremos que se tenga más cuenta la cooperación necesaria con los países que nos son fronterizos en el Atlántico.

VER LA INTERVENCIÓN EN LA SECCIÓN DE VÍDEOS

 

Leave a reply